Fuente: Ieco
China ha lanzado una serie de proyectos de inversión gigantescos que abarcan países de Asia Pacífico, Asia Central, el norte de Africa y también Europa. La realización de estos proyectos involucra la movilización de enormes recursos chinos y de otras fuentes y, en la medida que se concreten, cambiarán las relaciones económicas y estratégicas de los países involucrados y del resto del planeta.
El plan de inversiones abre grandes oportunidades para las empresas con capacidad para invertir en el exterior. América Latina está dentro de las zonas de destino de las inversiones pero, dentro de la región, sólo Brasil aparece como socio inversor activo.
La estrategia china obliga, nuevamente, a evaluar la política de relacionamiento con un país que ocupa espacios en forma acelerada en todo el mundo a partir de políticas económicas diseñadas y aplicadas en forma centralizada y, en algunos puntos, apoyadas en un también creciente despliegue militar. A la luz de esta realidad, la caracterización de China como país subdesarrollado típico con el que se puede tener una relación “sur-sur”, como aparece en el discurso oficial y en el de algunos analistas, es cada vez más insostenible y sólo puede servir como instrumento o justificación de malas políticas.
La estrategia inversora china actual se apoya en dos líneas de acción lanzadas hace años. Una es la reforma financiera de 1995 por la cual se modernizó y potenció el sistema financiero, la cual incluyó la creación de grandes bancos comerciales y estatales destinados a financiar emprendimientos del país en el exterior. La presencia del banco chino ICBC en Argentina es un resultado de esa política.
La segunda es la política de “Going Global” iniciada en 1999, que estableció una serie de estímulos para que las empresas públicas y privadas inviertan en el exterior.
Los proyectos de inversión son financiados principalmente con las enormes reservas externas estatales y privadas generadas por la competitividad de la economía china.
Las iniciativas más destacadas de inversión chinas en el mundo son:
– Asian Infrastruture Investment Bank (AIIB)
Lanzado en octubre de 2014 con un fondo de u$s 100.000 millones. China será el principal aportante y tendrá la mayor parte de los votos.
En un primer momento firmaron el Memorando de Entendimiento, además de China, 20 países de Asia Pacífico, Asia Central y África. Actualmente el número de participantes llega a 45.
Brasil figura como miembro fundador aportando capital y siendo el único de América Latina.
El AIIB tiene el propósito de competir con el Banco Mundial y el FMI dominados por los países occidentales, y el Asian Development Bank (ADB), dominado por Japón, su principal contribuyente, en la provisión de crédito para infraestructura en países periféricos y también en industrializados.
En el ADB, China tiene sólo el 5,5% de los votos frente al 26% de Japón y Estados Unidos.
Estados Unidos se opuso abiertamente a que países occidentales y asiáticos aliados se sumaran a la iniciativa china, pero sin éxito. Gran Bretaña, Alemania, Francia, Australia y Corea del Sur, entre otros, adhirieron al AIIB. Inclusive Taiwan negocia su incorporación como miembro del Banco.
Inclusive un aliado tan cercado de Estados Unidos como Gran Bretaña, anunció su propósito de promover la inversión de capitales chinos en un área estratégicamente tan sensible como la tecnología nuclear de última generación y su intención de convertir a Londres en la primera base de clearing de operaciones en yuanes fuera de Asia.
– Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICs. (NBD BRICs. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)
En su quinta cumbre de julio de 2014, en la ciudad de Fortaleza, el grupo anunció la creación de un banco de desarrollo que tendrá por objetivo el financiamiento de infraestructura. Tiene un capital suscripto inicial de u$s 50.000 millones aportado por partes iguales por sus cinco fundadores. El primera aporte será de u$s 2.000 millones por cada socio a realizarse en el lapso de siete años.
En la medida que el proyecto se consolide, el NBD tendrá una reserva contingente que se integrará de acuerdo a la capacidad de cada miembro: China aportará u$s 41.000 millones, Brasil, Rusia e India u$s 18.000 millones y Sudáfrica u$s 5.000 millones. La presidencia del banco será rotativa cada cinco años y el primer turno le correspondió a Brasil.
Los BRICSs pretenden, con las palancas del financiamiento chino, montar una fuente de financiamiento que compita con los organismos multilaterales muy influenciados por las potencias centrales: sus miembros recuerdan que, representando un cuarto de la economía mundial, tienen poco más del 10% de los votos en el FMI.
En los últimos años, los BRICS pidieron un aumento de sus votos, pero Estados Unidos y otros países desarrollados se negaron a reducir su influencia relativa en el organismo.
Se estima que los primeros y principales destinatarios de los préstamos serán los propios miembros del grupo, salvo China.
En los últimos tiempos la importancia del grupo se debilitó por los problemas macroeconómicos de Brasil y Rusia y la reducción del crecimiento chino, pero no puede descartarse una futura recuperación del crecimiento y la potencialidad de sus economías.
– Alianza Estratégica China-CELAC.
En Latinoamérica, a estos proyectos se suman al acuerdo China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos, 33 países de la region). En este contexto, en enero de este año China anunció la creación de un fondo de u$s 35.000 millones para invertir en América Latina más una línea de financiamiento de u$s 119.000 de bancos chinos.
– Mega proyectos Asia-Africa-Europa
En su zona de influencia más próxima y en proyección hacia Asia Central, Africa y Europa, China despliega una serie de mega proyectos de inversión que se articulan con la densa red de acuerdos de liberalización comercial que también impulsa.
Los principales son los vinculados a la construcción de una nueva Ruta de la Seda:
. Silk Road Economic Beld (SREB), proyecto anunciado en octubre de 2013, para la construcción de rutas y ferrocarriles en la zona de antigüa Ruta de la Seda a través de Asia, Oriente Medio y Europa Oriental y Occidental.
Una de las conexiones mas significativas de la SREB es la que une las ciudades del interior Chonghing y Ywo con Duisburg de Alemania y Madrid respectivamente.
El transporte ferroviario a larga distancia es más caro y con menos capacidad de carga que el marítimo y sólo es rentable en mercaderías de alto valor, pero también establece una vía de transporte alternativo ante cualquier eventualidad de obstáculos en el marítimo por conflictos regionales.
. Maritime Silk Road (MSR), presentado también en octubre de 2013 y complementario del SREB, para construir infraestructura en costas que tocan rutas marítimas que interesan a China y que incluyen el Mar del Sur de China, el Océano del Pacífico del Sur y el Océano Indico.
En noviembre de 2014 el gobierno chino anunció la creación de un fondo de u$s 40.000 millones para el financiamiento de los proyectos.
La mayoría de los países involucrados en ambas Rutas forman parte del AIIB.
. Parte de esta orientación es el corredor-anillo ferroviario que unirá ciudades del oeste de China con otras de Vietnam, Laos, Camboya, Tailandia y Myanmar, todos miembros del grupo de Cooperación Económica de la Gran Subregion del río Mekong (GMS). China también ofrece inversiones para dragado del río Mekong y otras obras de infraestructura en la región en la cual tiene inversiones y a la cual compra materias primas.
En Africa existe un proyecto similar de corredor ferroviario entre Nairobi –Mombasa, primera y segunda ciudades de Kenia, país proveedor de materias primas a China
. como parte de la estrategia de inversiones orientadas al abastecimiento de combustible, china promovió la construcción del gasoducto “Fuerza de Siberia”, que unirá Rusia con el país asiático. Las obras se iniciaron oficialmente en septiembre de 2014 y tendrá un costo de unos u$s 400.000, una suma cercana al PBI argentino. El gasoducto ha sido calificado, con justicia, la mayor obra del mundo. La iniciativa se encuadra en la Alianza Estratégica Integral entre China y Rusia, el grado más alto de la clasificación de alianzas establecida por la diplomacia china.
. One Belt One Road (OBOR) iniciativa anunciada por el gobierno chino en 2014, junto con los proyectos de infraestructura para establecer un corredor entre Bangladesh, India, Myanmar y China y otro entre Pakistán y China. La iniciativa incluye las dos nuevas Rutas de la Seda y los intercambio de servicios financieros y tecnológicos así como los lazos culturales que promueven la creciente vinculación económica de China con las zonas de su interés.
– Además de dinero, incursiones armadas.
La expansión china no se limita a la inversión de yuanes o divisas sino también al avance de su armada en zonas marítimas que el país asiático considera de interés estratégico por ser rutas comerciales que lo unen con otros socios o por tener reservas de gas y petróleo.
En este renglón figura la incursión en el Mar del Sur, donde China está construyendo infraestructura en aguas e islas reclamadas por Vietnam y Filipinas (archipiélagos Paracels y Spratly).
Los principales objetivos de la carrera de inversiones de China son:
– montar una infraestructura que facilite el tránsito de productos que exporta o importa China a través del mundo;
– crear oportunidades de inversión externa para las empresas chinas en rápido desarrollo cuantitativo y cualitativo (tecnológico);
– invertir las reservas de divisas en destinos más rentables que los títulos públicos, que, como los de Estados Unidos, tienen desde hace años rendimientos muy bajos;
– colateralmente, el redireccionamiento de las inversiones desde los títulos hacia el sector real, tiene un impacto estratégico en las relaciones China-Estados Unidos, porque el primer país reducirá su aporte al financiamiento del déficit estadounidense y, por lo tanto, su exposición a los problemas económicos de la potencia americana;
– la expansión de los créditos y las inversiones chinas en el mundo promoverá la utilización del yuan y su conversión en una divisa de aceptación internacional.
Este es un proyecto que China desarrolla a través de sus préstamos e inversiones y de la progresiva liberalización de movimientos de capital a través de zonas piloto de libre cambio como la instalada en Shanghai;
– las obras de infraestructura contribuirán también al desarrollo de zonas atrasadas del interior chino apuntalando el crecimiento económico y reduciendo la migración hacia las zonas costeras más desarrolladas, donde la sobrepoblación combinada con la caída del crecimiento es una fuente de tensiones sociales.
La carrera inversora china y sus cada vez más claras intenciones hegemónicas, ha provocado la inquietud de Estados Unidos y sus aliados.
El síntoma más reciente de esta situación es el viaje de Barack Obama al Asia, donde pñromovió su proyecto de creación de un acuerdo de asociación de países del Pacífico, el Trans Pacific Partnership (TPP), un proyecto de liberalización de comercio y servicios que incluye países asiáticos –excepto China- y otros aliados de Estados Unidos de la zona del Pacífico.
La eventual –y difícil- concreción del proyecto no implicaría, de todos, modos la creación de bloques delimitados al estilo “Guerra Fría”, porque muchos de los incluidos en el mismo forman parte también de los proyectos de libre comercio e inversiones liderados por China.
En esta lista figuran el Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP) un proyecto de libre comercio que incluye a China, los diez miembros de la ASEAN más seis países que tienen tratados libre comercio con ellos entre los que figuran firmes aliados estadounidenses (Australlia, India Japón, Corea del Sur y Nueva Zelandia)
Esta superposición que da cuenta de la complejidad y fluidez de las alianzas estratégicas y del cuadro de desafíos y oportunidades económicas que enfrentan los países.