Fuente: PuertosdeChile
Las perspectivas para los próximos cinco años ponen a las economías de China y de América Latina y el Caribe como los “polos de crecimiento mundial del momento”, marcando crecimientos más rápidos de que los registrados por las economías industrializadas.
Según predicciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la relación entre China y América Latina y el Caribe llegó a “la suficiente madurez para dar un salto de calidad y avanzar hacia un vínculo estratégico que proporcione beneficios mutuos”.
Si bien el intercambio comercial bilateral alcanzó en la última década un crecimiento promedio del 30% anual, la región latinoamericana viene llevando, en general, una balanza deficitaria donde el comercio entre ambas partes, definido como inter-industrial le genera exportaciones de productos básicos y manufacturas basadas en recursos naturales e importaciones de manufacturas de diversas características tecnológicas.
En este contexto, se cristalizan dos grandes preocupaciones para los países de América Latina y el Caribe: por un lado, la naturaleza inter-industrial plantea riesgo de re primarización de las exportaciones de la región, y por otro, el incremento de las importaciones chinas en la región podría aumentar la competitividad de las industrias nacionales.
Sin embargo, según señala un estudio de la Cepal, “las autoridades chinas se han manifestado disponibles para dialogar sobre el gran desafío de diversificar las exportaciones de la región hacia ese mercado”, siendo el sector automovilístico y electrónicos dos que fortalezcan la cadena de valor de la región.
Todos los análisis confirman que América Latina y el Caribe debe trabajar para aprovechar las ventajas competitivas de sus recursos y diversificar su producción para lograr exportar productos con mayor valor agregado, sorteando el modelo centro – periferia.
Para Osvaldo Rosales, director de Comercio Internacional e Integración de la Cepal, al fortalecimiento del comercio y las inversiones en pos de la diversificación de las exportaciones latinoamericanas, debe sumarse la resolución de los gobiernos de la región para vincular una agenda doméstica de innovación y competitividad con China y Asia Pacífico.
“El rol de los gobierno y las cámaras de comercio de la región es crucial e insustituible, mejorando la información sobre oportunidades de inversión y proyectos en fase de prefactibilidad”, señaló el funcionario de la Cepal a Xinhua.
Asimismo la Cepal anima la promoción de organizaciones público-privadas que apoyen a los empresarios o personas interesadas en iniciar negocios con China, tanto como la creación de organizaciones como el Centro de Facilitación del Comercio en Beijing.
China es el segundo proveedor de importaciones para la región latinoamericana, y en 2015 podría superar a la Unión Europea como segunda mercado de exportación, según los analistas.
Actualmente, el país asiático conforma el principal mercado para Brasil, Chile y Perú, y el segundo para Colombia, Cuba, Uruguay y Venezuela; en tanto, en Centroamérica el mayor intercambio se produce con Costa Rica.
Por otra parte, China es el primer proveedor de importaciones para Brasil y el segundo para al menos diez países de la región.
En los últimos diez años, el comercio de bienes entre ambas pasó de 12.000 millones de dólares a 250.000 millones de dólares, multiplicando las exportaciones latinoamericanas y caribeñas por 25 y las importaciones por 18%.
¿Frente a un nuevo imperio?.-
Algunos analistas consideran que China puede consolidarse en 2014 en el segundo socio comercial de América Latina y el Caribe, centrando su atención en las materias primas y provocando consecuencias negativas en el desarrollo de la región.
Desde la crisis económica global, manifiesta en 2008, China adquirió un lugar predominante en la evolución del proceso de globalización y el desarrollo de la economía mundial.
En el caso de la región latinoamericana, “el fuerte dinamismo exhibido por el comercio con China impulsó que ésta haya aumentado notoriamente su participación en el mismo, en desmedro de Estados Unidos”, según enuncia un estudio de Cepal.
Al margen de las perspectiva coyunturales, China participa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), desde 2008, convirtiéndose en el principal país aportar dinero para los créditos al continente. Coincidentemente, publicó su Libro Blanco sobre América Latina, donde sintetizó la estrategia política con la región.
Parte de la estrategia en marcha contemplaba tratados de libre comercio con Chile, Costa Rica y Perú, acuerdo comerciales que ya están en vigor.
Si bien el gigante asiático se presenta como un medio firme para el desarrollo social y económico de América Latina y el Caribe, la relación de dependencia que sostienen los países latinoamericanos con los más desarrollados de Norteamérica o Europa no hace más que cambiar de patrón, sin modificar el modelo