Fuente:Economiayfinanzas
De todos es sabido que las relaciones entre Estados Unidos y América Latina nunca han sido buenas. Y no solo nos estamos refiriendo a casos tan famosos como los de Venezuela o Cuba, por poner dos ejemplos. Para colmo ahora, con el caso destapado de los espionajes de Washington en Brasil y otros países de la región, la situación vuelve a tensarse a niveles muy altos.
El siglo XXI es el claro ejemplo de esto que comentamos. En el año 2000 alrededor del 55% de las importaciones de América Latina procedía de Estados Unidos. En el 2012 esta cifra se había quedado en apenas un 17,5%. ¿Malas relaciones o, mejor dicho, la aparición de un nuevo competidor de gran calado? Ambas cosas, aunque la llegada de China al mercado latinoamericano ha supuesto que Estados Unidos haya dejado ser la única y más importante influencia económica.
Si en el año 2000 las inversiones de China en Latinoamérica eran de 15.000 millones de dólares, en estos momentos ya superan los 200.000. Esto ha conllevado que más del 40% de las exportaciones mundiales de la agricultura de la zona sudamericana se destinen al país chino. Son los propios latinoamericanos los que ven con buenos ojos que China esté sustituyendo a Estados Unidos en las transacciones económicas. En estos momentos es el segundo socio comercial de América Latina, con relaciones comerciales que se mueven en torno a los diez mil millones de dólares.
Pero aún hay más. Hace poco más de un mes la consejera política de la embajada de China en Ecuador, Zhang Tao, aseguraba en Quito que su país planeaba invertir más de 26.000 millones de dólares en América Latina. De esta manera se puede decir que el comercio entre China y estos países se habrá multiplicado desde el año 2000 en un 22%
Según los expertos, China de esta manera está intentando ensanchar sus fronteras económicas. Sin ir más lejos en los últimos cinco años ha financiado 50.000 millones de dólares para el desarrollo de diferentes proyectos en Venezuela. Por su parte las economías latinoamericanas ponen sus ojos en el mercado chino como posible salida al descenso en los niveles de compra de estadounidenses y europeos.
La influencia del gigante asiático en Sudamérica, pues, comienza a ser más que interesante. No en vano el 23% de toda la inversión extranjera en china del pasado año tenía como destino a países como Perú, Ecuador, Venezuela, Brasil y Argentina.