Fuente: La otra esquina
El Dr. Evan Ellis es profesor en el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa en Washington, DC. Ha publicado más de 50 trabajos sobre las relaciones entre América Latina y China, y su trabajo ha sido publicado en 24 países. Estuvo con Tristan Márquez y habló sobre la creciente presencia de China en Latinoamérica, que contrasta con la falta de interés de EE.UU. sobre la región.
¿China está apoderándose de América Latina?
Las empresas chinas están buscando mercados para bienes y servicios, y fuentes de abastecimiento, al igual que cualquier empresa en el mundo. Sin embargo, el gobierno de China está promoviendo los intereses de sus empresas en sectores claves, a través de una política mercantilista que, por largo plazo, no permita un codesarrollo de las dos regiones, sino una tipo de explotación. Además, como hemos visto con las políticas de los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Argentina y Nicaragua, entre otros, la disponibilidad de la República Popular China (RPCh) como “alternativa” a los instituciones occidentales, fácilmente se convierte en una dependencia hacia el capital y mercados chinos en regímenes que se han aislado de otras alternativas, lo que se puede constituir como en un palanca poderosa y sutil de la RPCh sobre la política económica del país.
China ha estado relativamente aislada históricamente, limitando en gran medida su interacción con otros países. ¿Por qué de repente China decidió asumir un papel tan importante en el mundo?
China históricamente se ha percibido como el “centro del mundo,” y se ha proyectado hasta donde su poder y los exigencias del sistema internacional en que opera permiten. En el mundo globalizado de ahora, la manera que ha escogido la RPCh para desarrollarse, apalancando exportaciones y subiendo la cadena de valor agregado, ha requerido que China busque mercados y fuentes de abastecimiento en todo el mundo, y también, que tengan presencia en todos las mesas económicas y políticas mundiales que impactan ese comercio. Es decir, la RPCh no busca una dominación “ideológica” del mundo, como tampoco busca “colonializar” el mundo; sin embargo, igual que en tiempos pasados, la China busca un mundo en el que tenga poder y seguridad, y donde el “tributo” fluya hacia ella. Aunque no suena mal, la verdad es que la realización de estas metas perjudicaría fuertemente la posición económica del mundo occidental, y los valores de las instituciones políticas y económicas que el Occidente ha desarrollado en los últimos años para regir el mundo. Además, cada nueva generación de liderazgo está dispuesta a interpretar la balanza entre cautela y poder chino con más confianza que la generación anterior, lo que converge en que China busca sus intereses en el mundo y proyecta su peso cada vez con mayor confianza.
¿Desde cuándo y por qué es América Latina tan importante para China?
En términos brutos, la atención que la RPCh da a América Latina no es significativamente diferente a la que da a África o a otras regiones, aunque hay altibajos en cada región, asociadas a la realización o fracaso de grandes proyectos y a la evolución de las condiciones políticas. Por lo general, China busca en América Latina asegurar el acceso a materias primarias, tales como petróleo y metales, y también comida para alimentar su inmensa población, lo que obedece a diversos problemas que la RPCh tiene con la producción domestica de comida –falta de tierra, salida de personas del campo, contaminación, zonificación, etc–. También busca mercados alternativos para sus productos manufacturados, mientras que sus empresas van subiendo la cadena de valor agregado a productos cada vez más sofisticados; también un mercado para sus servicios, desde la construcción hasta telecomunicaciones y logística. América Latina, con diferentes mercados de ingresos medios, representa una oportunidad importante para las empresas chinas, mientras que sus mercados tradicionales, como los EE.UU, Europa y Japón, están creciendo muy lentamente.
El punto clave fue la entrada de China en la OMC en 2001, pero sólo desde 2009 las empresas chinas han tenido la madurez, sofisticación e instrumentos financieros para ir más allá del intercambio comercial, y establecer realmente una presencia física en el territorio de la región.
Aparte de la participación comercial, ¿cree que China considera a Latinoamérica como un punto de interés estratégico o militar?
De igual forma como EE.UU tiene aliados fuertes cerca de la China, tales como Taiwán, Corea, Japón y las Filipinas, no pasa desapercibido para la RPCh que centros de logística como Freeport en las Bahamas –donde la empresa china Hutchinson ha invertido más de $2.5 MM– queda a menos de 100 millas de la costa de los EE.UU. China entiende que, algún día, podría tener que enfrentarse con los EE.UU, y seguramente, el valor de grandes operaciones de logística, telecomunicaciones y otros tipos de presencia física cerca a los EE.UU ha sido considerado por los encargados de la planificación militar estratégica en la China. Creo que es difícil explicar el fuerte interés de China por el Caribe sólo con explicaciones económicas –particularmente mientras que la tregua entre la RPCh y Taiwán sigue en vigencia–. Pero veo una complejidad de intereses desarrollándose, con muchas posibilidades, y no sólo un gran plan nefasto ideado por los chinos.
Los Estados Unidos históricamente han tenido la visión de “América para las Américas”, pero nunca desarrollaron una relación importante con Latinoamérica. ¿Como interpreta que EE.UU. no estableciera una conexión significativa con América Latina?
En el siglo XIX, cuando se formó la doctrina de Monroe, los EE.UU fue el pretendiente joven y lindo que hace poco había ganado su propia independencia contra los colonizadores europeos. El siglo XX, con el aumento de poder de los EE.UU mundialmente, se dio un mezcla de identificación con los valores de los EE.UU en algunas partes de la región, y un resentimiento profundo por su ejercicio de poder en otras partes. El problema es que, con el fin de la Guerra Fría, aparte de dar menos atención y dinero a la región, los EE.UU tampoco constituyeron razones sólidas para que la región estableciera con ellos una relación especial. Actualmente, los EE.UU todavía luchan para articular esas razones que, en todo caso, no sólo parecen motivadas por el interés de convencer a América Latina de que no debe desarrollar una relación más profunda con la RPCh.
¿Cómo han respondido los Estados Unidos a la creciente relación entre la RPCh y América Latina?
EE.UU se siente incómodo, y percibe que sus intereses y su agenda diplomática en la región están perjudicados, pero todavía no encuentra cómo exigir a América Latina que no haga lo mismo con la China que lo que se hizo en las relaciones entre EE.UU y la región por más de un siglo: vender baratos sus productos primarios, y comprar en cambio, productos de alto valor agregado desde el poder industrializado.
Usted afirmó en su libro China in Latin America, que China tenía interacciones limitadas con Colombia porque Colombia tiene líneas diplomáticas fuertes con los Estado Unidos. ¿Ha cambiado la situación en los últimos cuatro años?
Definitivamente, con la acumulación de experiencia y la ascensión de la quinta generación de liderazgo en la RPCh, se han empezado a desarrollar proyectos, y hasta relaciones militares, con países antes fuertemente vinculados, políticamente o geográficamente, con los EE.UU. Colombia, con proyectos como el control de las aguas en el río Magdalena, no es el único ejemplo. En su visita al hemisferio occidental, el nuevo presidente Xi Jinpeng ubicó toda su visita en países cerca a los EE.UU., para incluir Costa Rica, Trinidad y Tobago (donde recibió a ocho presidentes y primeros ministros del Caribe), y México. No es necesariamente una amenaza, sino una nueva confianza por parte de los chinos y una muestra de qué tanto ha cambiado la situación.
China recientemente ha estado muy involucrada con la región de los Llanos Orientales de Colombia, y ha expresado un interés en invertir en un gasoducto a través del país. ¿Cuáles son algunos de los otros principales intereses de China en Colombia?
El proyecto del oleoducto está estancado en este momento. Sin embargo, parece que los intereses principales de la RPCh en Colombia son los de vender productos, servicios –como telecomunicaciones y proyectos de petróleo– y los sectores de petróleo y minería; y quizás comida, en el futuro lejano, si la situación de seguridad en los llanos cambia.
¡Será posible que estas interacciones entre China y Colombia puedan lastimar las relaciones entre Colombia y Estados Unidos?
Por ahora no, porque EE.UU está, lamentablemente, perdiendo interés en Colombia después de muchos años de Plan Colombia. No hay choque de intereses o desafíos estratégicos representados por la RPCh todavía, pero todo esto podría cambiar.
Usted ha expresado cierto escepticismo hacia el canal de Nicaragua. ¿Por qué cree que el proyecto no es tan legítimo?
La empresa HKND de Wang Jing no tiene la experiencia para atraer los $40 MM de capital extranjero que se necesitan para completar el proyecto, pero parece que está dispuesta a invertir $100 MM de su propio capital en los estudios de la fase 1. Así, creo que debe estar pensando en una de tres posibilidades –o quizás en todas–: (1) desarrollar el proyecto y luego vender sus valiosos derechos para un ganancia de quizás 100% en unos años; (2) transformar la empresa en algo aceptable para la comunidad de negocios, quizás involucrando empresas de puertos y construcción y gestión bastante respectadas; (3) buscar financiamiento chino si fracasa el intento de atraer capital occidental, sabiendo que es necesario empezar con una búsqueda de capital occidental para que el proyecto parezca legítimo, y no preocupe a Occidente.
¿Cree que el proyecto del canal de Nicaragua amenaza los intereses de América Latina, EE.UU. o del canal de Panamá?
Si está financiado y gestionado por la RPCh –y la concesión ahora, en el papel, da discreción enorme a HKND–, no hay garantía de que se va a gestionar en forma transparente, como un proyecto abierto a todos como el canal de Panamá, sino más como un puerto privado. Por ejemplo, podría utilizar consideraciones técnicas de cargar precios distintos a países distintos, o castigar ciertos tipos de cargas, y de esta forma, tener una palanca enorme a través de los costos de transporte. También con decidir qué precios cargar por buques de contenedores Post-Panamax y más pequeños, podría impactar de manera significativa las ganancias de su canal hermano en Panamá. Así, sus decisiones podrían tener un impacto enorme en la situación económica del país, dándole influencia sobre los dos canales, aunque con control de uno solo.
¿De qué manera difieren los intereses de China en diferentes regiones de Latinoamérica? ¿Cuáles son sus intereses en América Central frente a su interés en las economías más grandes como Brasil o Colombia?
Por ahora, en América Central el interés es más de pequeña escala, enfocados en vender en sus mercados. En Brasil y Colombia, son intereses en mercados más grandes, combinado con acceso seguro a materias primarias para incluir, en el caso de Brasil, la soja.
¿Cuál cree que es el principal objetivo de la participación de China en América Latina? ¿Los EE.UU. se deben preocupar por esta interacción?
Sus intereses son económicos, pero igualmente estratégicos. A veces los EE.UU no pueden entender que no todos los intereses estratégicos tienen que ser medidos en acciones militares. La preocupación principal de los EE.UU es que su posición en la región, la posición de sus empresas, su habilidad de promover valores como la democracia y los mercados libres, se van perdiendo con el avance de las interacciones chinas. Y aunque finalmente todos vivimos en un mundo globalizado, los EE.UU se encuentra conectado con América Latina por lazos de geografía y familia, tanto como comerciales. Así, tenemos que vivir con la situación que deja la China en la región.