Fuente: La Prensa.HN
China está perdiendo su competitividad como plataforma de manufacturas de bajo costo, sugieren los últimos datos disponibles. Los fabricantes de toda clase de artículos, desde bolsos y camisas hasta componentes básicos para electrónicos, se están mudando a regiones más baratas como el Sudeste Asiático.
El cambio —ilustrado en la debilitada inversión extranjera que recibe China— tiene ventajas y desventajas para una economía clave para el crecimiento global. Beijing quiere pasar a producir bienes de mayor valor agregado y ver un impulso en sus ingresos. Pero dejar de priorizar las manufacturas pone presión sobre los líderes para crear empleos en otros sectores y así mantener la expansión de la segunda economía mundial.
La inversión extranjera directa que ingresó a China cayó 3,7% en 2012, a US$111.0720 millones, indicó el miércoles el Ministerio de Comercio, el primer descenso anual desde que empezaron en 2009 a sentirse los efectos de la crisis financiera mundial. Entonces, la inversión extranjera directa en China sufrió un declive interanual de 13%, un reflejo de las difíciles condiciones para las empresas en Estados Unidos y Europa y de la aversión global al riesgo, lo que interrumpió los flujos de capital. Economistas afirman que esa caída también es en parte cíclica, provocada por un menor crecimiento y la prolongada crisis de deuda en Europa.
Pero también es el resultado de una tendencia a largo plazo de salarios y otros costos que volvieron a China menos atractiva, en especial para las manufacturas básicas. La inversión extranjera directa aumentó alrededor de 63% en Tailandia, en 2012, y 27% en Indonesia, en los primeros nueve meses del año pasado.
Coronet SpA, un fabricante italiano de cuero sintético que opera en la provincia sureña de Guangdong, planea abrir una fábrica en Vietnam para aprovechar los menores costos laborales y estar más cerca de los clientes en el negocio del calzado y bolsos, muchos de los cuales ya se trasladaron allí.
“Considerando todos los países disponibles, creemos que Vietnam es el más desarrollado”, dijo Jarno Tagliarini, presidente ejecutivo de Coronet.
El capital extranjero ayudó a China a convertirse en una potencia de la manufactura de bajo costo y un motor del crecimiento global. Pero su población cada vez más urbana ahora tiene expectativas más altas en cuanto a salarios y condiciones laborales y mayores objeciones a la polución, que suele venir de la mano de las manufacturas de bajo nivel. Estas demandas han erosionado la ventaja de costos de China.
A la vez, los líderes chinos ahora se inclinan por cambiar el rumbo de la economía y alejarla de su tradicional dependencia de las manufacturas básicas y la inversión, conforme buscan construir una base de consumidores internos más sólida. Un análisis de las cifras divulgadas el miércoles sugiere un avance en esa dirección: mientras la inversión extranjera directa en manufactura se contrajo 6,2% en 2012, la inversión en el sector de servicios, sin contar el mercado inmobiliario, aumentó 4,8%.
“Sabemos que no podemos seguir dependiendo de una ventaja comparativa de precios bajos. Necesitamos acelerar la mejora de valor agregado de nuestros productos”, sostuvo el vocero del Ministerio de Comercio, Shen Danyang, en una rueda de prensa.
Shen admitió que hay una tendencia de las empresas a invertir en otros países, aunque intentó minimizarla. “No se puede decir que estemos conformes con esta situación. Pero aún esperamos atraer activamente inversión extranjera”, sostuvo.
El ministro de Comercio Chen Deming hizo un tibio pronóstico para la inversión en 2013, indicando que probablemente será similar a la del año pasado.
Los datos de inversión extranjera en China vienen acompañados de cierta incertidumbre. Otras cifras del banco central chino, que incluyen ganancias que reinvirtieron allí firmas extranjeras, muestran que hubo un alza en los primeros nueve meses del 2012, según un análisis de Thilo Haneman, director de investigación de Rhodium Group. Pero las cifras, que el ejecutivo afirmó podrían ser revisadas, también reflejaron un crecimiento de la inversión cercano a cero en los dos últimos años.
Cuando la mayor parte de la inversión en China ahora proviene de fuentes internas, el impacto directo de la menor inversión extranjera directa sobre el crecimiento será limitado. Pero una erosión de la importancia de la manufactura pone de manifiesto los desafíos que afrontan los nuevos líderes chinos a la hora de encontrar nuevas fuentes de expansión para el consumo interno y la industria más sofisticada. Esto incrementa la presión para acelerar las incipientes reformas económicas.
Para los vecinos de China, la tendencia supone una oportunidad. Los países del Sudeste Asiático, que representaban 2% de la inversión extranjera tras la crisis asiática de 1997, ahora representan alrededor de 7,6%, cerca del 8,1% de China, según cálculos de HSBC.
Las firmas asiáticas explican gran parte de la caída de la inversión en China. La inversión en China de 10 economías asiáticas —Hong Kong, Taiwán, Macao, Japón, Filipinas, Tailandia, Malasia, Singapur, Indonesia y Corea del Sur— disminuyó 4,8% el año pasado y equivalió a alrededor de 82% del total. Hong Kong fue el mayor inversionista individual, lo que refleja en parte el dinero de inversionistas del continente chino que es reciclado y vuelve a ingresar al país.
—Yajun Zhang y Tom Orlik, en Beijing; Mitsuru Obe, en Tokio y Colum Murphy, en Shanghai