Fuente: Portafolio.co
Aunque los presidentes de Estados Unidos y China proclamaron un “nuevo modelo” de cooperación en su cumbre del último fin de semana, una creciente competencia es lo que luce más probable.
La sucesión de actividades previas a la reunión del presidente Barack Obama con su par chino, Xi Jinping, en California, reveló que las miradas de Pekín y Washington están puestas sobre un premio similar, y enfrentan diferentes desafíos para obtenerlo.
El foco de ambos está puesto en América Latina y el premio es aumentar el comercio y las oportunidades de inversión en una región donde las reformas económicas han sacado a millones de la pobreza y los ha elevado a la clase media.
América Latina es rica en materias primas y energía -algo que tanto China como Estados Unidos necesitan-, cuentan con estabilidad política y ansias de promover acuerdos.
Hay que considerar el itinerario de viajes: Obama visitó México y Costa Rica el mes pasado.
El vicepresidente Joe Biden fue recientemente a Colombia, Trinidad y Tobago y Brasil.
El presidente de Chile le hizo una visita a Obama la semana pasada, el mandatario de Perú llegó el martes y la presidenta de Brasil tiene previsto verlo en octubre.
Mientras tanto, apenas Biden abandonó Trinidad y Tobago aterrizó allí Xi como parte de una gira que también lo llevó a Costa Rica y México para promover el comercio y la cooperación.
Tanto los funcionarios estadounidenses como los chinos se están encontrando con una Latinoamérica más confiada, capaz de utilizar su nueva fuerza para forjar mejores acuerdos y tener múltiples socios comerciales.
Ello podría obligar a Washington a trabajar más arduamente para mantener su posición de liderazgo comercial por sobre China, que tiene dinero para gastar en la región. “Hay un tono más enérgico (de Estados Unidos), un ánimo más optimista respecto a la agenda económica en el segundo mandato que la primera vez”, dijo Michael Shifter, presidente de Inter-American Dialogue.
“Algo está ocurriendo en la región y Estados Unidos quiere ser parte de ello.
Todavía está en duda si existe una visión o una política bien planeada. Pero se ve una mayor afirmación de la región y una voluntad de compromiso”, agregó.
Estados Unidos, el mayor socio comercial de América Latina durante gran parte de su historia, aún mantiene esa posición. Washington tiene pactos de libre comercio con más de un tercio de los países del continente y transa por año más de 800.000 millones de dólares en bienes y servicios con Latinoamérica, más de tres veces el comercio de la región con China.
Durante el primer mandato de Obama, el Gobierno estadounidense dejó la impresión de que estaba dejando de lado a la región. Y China avanzó rápidamente.
El país asiático aumentó su comercio anual con la región desde virtualmente nada en el 2000 a unos 260.000 millones de dólares en el 2012. Y en el 2009 superó a Estados Unidos como mayor socio comercial de Brasil, la potencia de la región, en gran parte mediante compras masivas de mineral de hierro y soja. Otro dato importante: en 1995, por ejemplo, Estados Unidos representaba el 37 por ciento de las inversiones extranjeras directas de Brasil. La cifra cayó a un 10 por ciento en el 2011, según el Council of the Americas, que busca fomentar los lazos continentales.
La renovada pasión de Washington se debe al menos en parte al temor de que China repita en América Latina el éxito económico que ha tenido en África.
China ha podido presentarse como un socio benevolente en ese continente, lo que ha jugado a su favor dada la historia de Occidente de entrometerse en asuntos domésticos.
EL GIGANTE ASIÁTICO BUSCA UNA MANITO DE LOS MEXICANOS
China busca invertir en infraestructura, minería y energía, y quiere profundizar
el comercio bilateral.
China tiene un interés particular en México, el segundo mercado más grande de la región.
Pekín ha estado compitiendo con México para abastecer al mercado estadounidense con bienes manufacturados. Pero China ahora está buscando trabajar con el Gobierno mexicano, invirtiendo en infraestructura, minería y energía, y quiere sacar provecho de las esperadas reformas que abrirían la industria petrolera mexicana a la inversión extranjera.
Hay obstáculos en el camino. Un punto de irritación que el presidente mexicano Enrique Peña Nieto le planteó a Xi es que aunque México registra un superávit comercial con sus socios globales, tiene un gran déficit con China.
Sin embargo, China busca incluso más. Desea con ansias un acuerdo de libre comercio con México, pero el Gobierno mexicano le dijo la semana pasada que era muy pronto.
En tanto, el comercio de México con Estados Unidos sigue floreciendo y hay previsiones de que a fines de esta década reemplace a Canadá como el mayor socio comercial de Estados Unidos, según Inter-American Dialogue.
China también está considerando unirse a las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés), que busca fomentar el comercio entre el continente americano, Asia y Australia.