Fuente: El Orden Mundial
La creciente relevancia global de la República Popular China en los planos económico, financiero y militar y su influencia política en diferentes regiones del planeta constituyen, sin duda, uno de los acontecimientos más relevantes de finales del siglo XX e inicios del XXI. En paralelo a los cambios en las formas de producción y acumulación global –las cadenas globales de valor se reorganizan desplazando gran parte de las actividades manufactureras hacia la región de Asia-Pacífico–, se produjeron en China reformas económicas y políticas que han permitido la consolidación de este país como la primera economía del planeta, el primer prestamista de la Reserva Federal estadounidense, el principal productor mundial de manufacturas y el quinto emisor global de inversión extranjera directa (IED). No es menos importante agregar que las altas tasas de crecimiento económico han situado también al país asiático como el primer consumidor global de energía eléctrica y el segundo de petróleo.
Las economías de China y de América Latina y el Caribe, son dos de los polos de crecimiento mundial del momento, a pesar de las últimasperspectivas de la economía mundial anunciadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que en los próximos años las economías industrializadas deberán ajustarse a un contexto de menor crecimiento y mayor desempleo. Por lo tanto, nos encontramos ante una coyuntura internacional que invita a repensar las estrategias globales y regionales de alianzas y a conceder unamayor relevancia a los vínculos Sur-Sur en el comercio, la inversión extranjera directa (IED) y la cooperación.
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China se ha convertido en un socio comercial clave para la región latinoamericana. Ya es el primer mercado de destino de las exportaciones de Brasil y Chile, y el segundo de Perú, Cuba y Costa Rica. También es el tercer país entre los principales orígenes de las importaciones de América Latina y el Caribe, con un valor que representa el 13% del total de las importaciones de la subregión y, a su vez, América Latina y el Caribe se ha transformado en uno de los destinos más destacados de la IED china.
El aumento de las relaciones China-ALC en el ámbito político y diplomático han ido en paralelo al protagonismo creciente que ha cobrado China para el desarrollo de las economías latinoamericanas y caribeñas. A nivel comercial, después de EEUU y la Unión Europea (UE), América Latina es el tercer socio comercial de la región. También en materia de IED y en su cartera de inversiones este país ha pasado a ser el tercero más importante, después de EEUU y la UE. http://elordenmundial.com/relaciones-internacionales/los-valores-asiaticos-en-las-relaciones-internacionales-latinoamerica-y-asia/
Ante este notable crecimiento de la relación comercial, hacia 2008 el gobierno de China publicó un documento conocido como el Libro Blanco de las Políticas de China hacia América Latina. Este documento se ha convertido en el principio rector de las relaciones bilaterales, las cuales se basan en la equidad y una cooperación mutuamente beneficiosa. Cabe destacar que los principales flujos de inversión de la República Popular China hacia la región se caracterizan por los siguientes aspectos: buscan el reaseguro del abastecimiento de los recursos naturales; prevalece la adquisición de firmas ya existentes, o la adquisición de licencias para llevar adelante una explotación; del mismo modo, las firmas chinas no establecen condicionamientos en materia jurídica o de política económica del país de destino y además otorgan préstamos a países de la región a cambio de commodities como garantía, o de que estos puedan ser comprados a precio por debajo de los del mercado.
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Como se ha evidenciado en los últimos años, el crecimiento histórico de las economías latinoamericanas ha dependido en buena medida del «boom de las commodities», que ha impulsado la demanda china en una fase de su desarrollo. Para muchos, más que las inestabilidades macroeconómicas del pasado, el mayor riesgo que tienen ahora mismo las economías latinoamericanas es un crecimiento lento fruto de la bajada de los precios de estas mercancías. El último informe del FMI para la región, «Perspectivas Económicas: las Américas», se hace eco de esta preocupación y señala que los riesgos de las economías pueden producirse por una caída, más pronunciada de lo previsto, de los precios de las materias primas.
Podríamos decir que esta relación de interdependencia, se debe fundamentalmente a la emergente clase media que está incorporándose a la sociedad china y la demanda de materias primas que implica sus pautas de consumo, de ahí que la riqueza que atesora América Latina y el Caribe en esta materia sea clave.
Todo ello ha llevado a la consideración de esta etapa en la relación bilateral como «Consenso de losCommodities» o «Consenso de Beijing en América Latina». Este consenso se caracteriza por la aceptación, por parte de los gobiernos que muestran continuidades con el Consenso de Washington como de aquellos que desde lo político y lo productivo rompen con él, de una inserción internacional como proveedores de productos básicos con bajo contenido de valor agregado, aprovechando sus elevados precios internacionales. Todos los países de la región han colocado en el centro de su agenda la ampliación de los vínculos comerciales con China, que ante una nueva configuración global asumen una actitud adaptativa hacia el país que se presenta como una nueva gran potencia.
Según el último estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre elpanorama de la inserción internacional de la región, entre el inicio de 2012 y el segundo trimestre de 2014, el crecimiento de la economía china se desaceleró levemente, del 7,7% a alrededor del 7,5%. Este leve descenso del crecimiento de China, en conjunto con el objetivo de sus autoridades de reorientar su modelo de desarrollo desde las inversiones y las exportaciones hacia el consumo, disminuiría su demanda de productos primarios procedentes del resto de las economías emergentes. Aún así se prevé que el crecimiento del PIB en China durante 2014 y 2015 se sitúe en torno al 7,3% y al 7,1%, respectivamente. Con esta proyección de crecimiento, China se convertiría en 2014 en la mayor economía del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo, según el Programa de Comparación Internacional (PCI).
A pesar de un contexto geoeconómico marcado por la parálisis de la ronda de Doha y la negociación de distintos acuerdos mega-regionales que están reconfigurando las cartografías del comercio y la inversión para la próxima década, la buena sintonía en la relación China-América Latina y el Caribe se prevé de larga duración. Así lo confirmó la reciente visita del Presidente Xi Jinping en julio del presente año. En esta ocasión, en el marco de la reunión de jefes de Estado y representantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se creó el Foro China-CELAC, por el que la República Popular se comprometió a dedicar 35.000 millones de dólares a la cooperación con los países de la región.
De esta forma China, interesada en mantener una relación de conjunto con la región, apuesta por aumentar su presencia en la zona y así asegurar que América Latina y el Caribe se oriente cada vez más hacia Asia. Una relación birregional, en definitiva, que podemos calificar como de «amigos a la fuerza», en un sistema internacional en cambio y crecientemente interdependiente.