Fuente: Eliminando Variables
El 12 de diciembre de 2013 se firmó un contrato entre el estado argentino y la firma estatal china Norinco (China North Industries Corporation) para proveer de uniformes y correajes a los soldados argentinos. Se trata de un millonario convenio por US$ 15.803.580 que comenzará a implementarse en estos días.
La cifra, de hecho, no se sabe si es correcta. Sucede que los US$ 15.803.580 dólares, a valor colocado de mercadería en el puerto de Buenos Aires (CIF), y en donde se incluyen los costos, los seguros y el flete, es el número que figura en “la parte argentina del contrato”. Este número es sustancialmente diferente –como se verá- al que figura en “la parte china del contrato”, en su anexo de exportación, en donde específicamente figuran US$ 15.035.060, también CIF. Es decir, hay un diferencial de US$ 768.520 entre ambos documentos que, en los hechos, tendrían que coincidir.
Pero no sólo el precio difiere en los contratos argentinos y chinos, firmados desde el lado local por el secretario de Ciencia y Tecnología del ministerio de Defensa, Santiago Juan Rodríguez. También hay discrepancias en los productos adquiridos.
Tal como había informado el matutino La Nación en el mes de enero, entre otros elementos, se adquirieron 139.210 uniformes a repartirse entre las tres fuerzas, es decir que servirán para vestir a soldados, marinos y aviadores con el mismo traje. También se compraron correajes y mochilas para equipar a cerca de 50.000 efectivos, una cifra similar a la tropa entrenada y en servicio que puede movilizar actualmente la Argentina.
Contrato de exportación chino |
El esquema de camuflaje descripto en el contrato implica que, en cuanto termine de llegar el cargamento de uniformes chinos, todos los soldados tendrán el mismo camuflaje chino, que quizás no tenga nada que ver con los colores y tramas del desierto patagónico, de los montes selváticos misioneros, el verde furioso de las pampas, los colores de las faldas andinas o la paleta de sepias de las zonas costeras.
Ya en los años 90 el Ejército contrató la compra de uniformes chinos. Se los dejó de usar cuando descubrieron que las costuras se deshacían, literalmente, tras algunos meses de uso y los habituales lavados.
Contradicciones y anomalías
Al analizar las más de 600 páginas del contrato firmado por funcionarios chinos y argentinos, es posible encontrar serias contradicciones y anomalías.
Por ejemplo, se habla de adquirir a Norinco un total de 54.600 calzoncillos, 40.000 remeras y 219.000 pares de medias, contradiciendo las políticas de compre nacional que constituyeron la columna vertebral del modelo económico de la década kirchnerista. Sin duda, por tratarse de prendas de escasa complejidad, bien podrían haberse encargado a empresas nacionales o a alguna de las miles de cooperativas que dan servicios al estado nacional.
Carátula del acuerdo entre Defensa y Norinco |
Además, existe una cuestión de precios. Cada par de medias será abonado 2.29 dólares norteamericanos. De acuerdo a consultas realizadas por (Eliminando Variables), comprar las mismas medias en el portal de ventas online chino AlíExpress, el mismo producto es vendido a 10 dólares por el paquete de 10 piezas, en decir a un dólar por unidad.
En otra parte del contrato (foja 478), los burócratas chinos describen los colores de las prendas usando la denominación “marrón nutria”. En la página siguiente, los inspectores militares argentinos le informan que no existe tal color en las fuerzas y el asunto se pierde en la intrascendencia de la falta de respuesta a la observación.
En donde no se hace una observación es en la composición de las telas usadas para los uniformes. Por lo general, explican los especialistas consultados, se utilizan telas con tecnología Gore Tex desarrolladas para mantener la temperatura del cuerpo en condiciones extremas y disminuir la visibilidad de los soldados en entornos donde se usan visores nocturnos infrarrojos. Los uniformes chinos que vestirán los soldados argentinos se harán con tecnología “Rip Stop” pensado para garantizar la durabilidad de las telas y con una protección térmica más adecuada para deportistas que para hombres combatiendo en una batalla real.
Dibujo de las remeras adquiridas a Norinco |
Sin embargo, la mayor irregularidad está en la letra misma del contrato. Se sabe que las negociaciones internacionales entre países de diferente lenguaje, se sellan con la firma de contratos escritos en idiomas diferentes. En este caso, se cerró con la rúbrica de un contrato en castellano e inglés.
Pero en el caso de la venta de uniformes y correajes chinos a la Argentina, se descubre que la traducción reserva una sorpresa bastante impresionante. En el folio 1100 que corresponde a la versión en castellano, se describen los elementos adquiridos y se enumeran camisolas, pantalones, casquetes, fundas de casco, medias, trajes de protección climática y telas. Obsérvese que nada se dice de los correajes, botas, mochilas y porta cargadores que luego se describen con lujo de detalles en el contrato. El total de los materiales son valuados en 15.803.580 dólares descriptos en el contrato.
A fojas 1487 se observa un permiso de exportación a nombre de China Xinxing Import and Export Corporation en la que se describe el material a enviar a la Argentina. Allí, desaparecen los uniformes y son reemplazados por 68.000 boinas, 109.200 remeras de manga corta, ,126.430 botas de combate y algunos miles de kits de correajes tácticos por un valor de 15.035.064 dólares.
Es decir, que de algún modo misterioso los chinos afirman que han vendido algo y los argentinos dicen que han comprado otra cosa, y a precios diferentes. Considerando que los contratos deben ser traducidos de manera fiel para ser válidos, es previsible que en algún momento un auditor militar o civil ponga la lupa sobre este contrato que empezó a ser negociado en la gestión del ministro Arturo Puricelli y fue rubricado en la administración del ministro Agustín Rossi.
Alguno de los dos deberá explicar cómo funciona en milagro chino, que hace que en el camino entre uno y otro país, las boinas se convierten en uniformes o que las medias se materialicen de la nada y se vuelvan tres veces más caras por el solo hecho de haber sido compradas por funcionarios que actúan en nombre del estado argentino.