Fuente: Mundo Campo
La República Popular seguirá importando granos por el crecimiento de su clase media, que consume más carne. Es una gran oportunidad para los grandes productores de alimentos
El Banco Mundial (BM) estima que el precio de los commodities caerá por segundo año consecutivo en 2014. Agrega que los precios de los productos agrícolas disminuirían este año 2,5%, tras haberse desplomado 7,2% en 2013. Esta caída vertical estaría encabezada por un virtual hundimiento de los granos, con una disminución de casi 10%.
Los metales experimentan una suerte singular. Tuvieron un récord en los comienzos de 2011, precedido por otro pico histórico en 2009, ambos resultados directos de la extraordinaria demanda china, que consume más de 40% de los metales refinados –cobre, mineral de hierro, aluminio- del mercado mundial.
A partir del segundo semestre de 2011, la economía china se desaceleró. Pasó de crecer 9,9% anual promedio en las 3 décadas posteriores a 1978, y cayó a 7,8% en 2013. De ahí que los precios de los metales cayeran 30%/50%, con graves pérdidas para la industria minera y los grandes países exportadores (Chile, Brasil, Australia y Perú).
La demanda china se recuperó parcialmente con posterioridad, por el auge del consumo doméstico y el desarrollo de la infraestructura, provocado por la creciente urbanización.
Estos dos factores colocaron un piso a la desaceleración de la economía china, como lo muestra la parcial recuperación del precio de los metales el último año (creció entre un 10% y un 15%).
El cobre y el mineral de hierro son los dos insumos fundamentales para la urbanización; y China consumió el año pasado 42% del cobre ofertado en el mercado mundial, las dos terceras partes del mineral de hierro y el 45% del aluminio. Estos porcentajes eran del 13% en 2000.
Los alimentos son un caso aparte. El ingreso per cápita en China fue U$S 7.800 el año pasado (en capacidad de compra doméstica/PPP); y la clase media, con ingresos por encima del promedio, supera los 500 millones de personas, que serían 1.000 millones en 2030.
La población china (1.340 millones de habitantes) experimenta la más grande transición dietaria de la historia, con un vuelco masivo al consumo de proteínas cárnicas, especialmente rojas (cerdo).
Por eso importa cifras cada vez mayores de los insumos necesarios para la alimentación del ganado porcino (faena 600 millones de cabezas por año), que son soja, maíz y harina de soja.
De ahí que el año pasado comprara 54 millones de toneladas de soja y 10 millones de toneladas de maíz; y según USDA, compraría 110 millones de toneladas de soja en 2023, y 20 millones de toneladas de maíz al concluir la década.
Lo más importante es que el aumento del consumo individual, arrastrado por la aceleración de la transición dietaria, coloca a la producción y exportación de granos (soja, maíz) en un escalón de demanda históricamente superior al resto de los commodities.
Esta particularidad china –alza del ingreso per cápita y el consumo doméstico/ transición dietaria- otorga un status especial en la economía mundial a los grandes productores y exportadores de granos, ante todo Brasil y la Argentina. En especial a esta última, que es la mayor vendedora de granos del mercado mundial, en relación a la población y al ingreso real per cápita, y la principal exportadora, en términos absolutos, de harina de soja.