FUente: El Universal
Los chinos tienen una estrategia concreta: consolidar y expandir los tentáculos de su economía por el mundo para inundar los mercados de sus productos, y si es necesario prestar y comprar lo harán con tal de ganar, sea a pequeños países o a las grandes potencias.
En el último decenio Pekín consolidó su expansión hacia los mercados emergentes del planeta, y alejada de las tensiones ideológicas o políticas, se concentró en afianzar su figura al grado de ser hoy el mayor prestamista de América Latina.
Entre 2005 y 2010 China otorgó $86.000 millones en préstamos a países latinoamericanos, según una investigación del Centro de Estudios China-México de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Los más beneficiados de ese comercio sin condiciones son Venezuela y Ecuador. Los bancos chinos dedicaron 61% de los préstamos a ambos países.
En la actualidad, China es el principal acreedor de Estados Unidos a quien Washington debe $1,3 billones, una cifra que hizo tambalear al Congreso estadounidense en su reciente crisis del techo de la deuda.
La nación asiática posee cerca de $2,6 billones de reservas internacionales, lo que equivale al 27% de las reservas mundiales y lo que hoy le genera unos $50.000 millones de intereses al año; esa carta convierte a los chinos en los inversionistas más anhelados del planeta.
China superó con creces a Japón, segundo mayor poseedor de reservas internacionales, con un monto de $990.000 millones, dicen datos de la Cepal.
El proceso de reformas políticas y apertura económica de China liderado por Deng Xiaoping a partir de 1978, hizo reflexionar a los chinos sobre la necesidad de expandir su comercio y diversificar sus fuentes de ingreso, por lo que adquirir deuda segura es negocio.
Se espera que China utilice 68% más energía que EEUU en 2035. Ya 75% del flujo de petróleo desde el Golfo Pérsico va a Asia, y esa realidad desnuda los intereses reales que Pekín guarda entre sus carpetas.
“En 2001 China gastó $1.700 millones en programas de ayuda al desarrollo. En 2011, esa cifra fue de 189.300 millones (3% del PIB), la mayor parte en créditos blandos a países en desarrollo”, recuerda Luis Esteban Manrique, director del Semanario de Política Exterior.
China, como una muestra, ofrecerá a los países excomunistas del Este y Sureste de Europa créditos por valor de $10.000 millones para fomentar sus infraestructuras.
Un estudio de Rand Corporation estima que entre 2001 y 2011 el total de esas ayudas superó los $671.000 millones, distribuidos entre 93 países. “Casi 80% de esos fondos se dirigen a financiar la explotación de recursos naturales y al desarrollo de infraestructuras necesarias para su exportación a China”, advierte Manrique.
“El dragón asiático cuenta con la mayor provisión mundial de reservas de divisas, en parte debido a sus esfuerzos por fomentar las exportaciones al mantener bajo el valor de su moneda, el yuan”, explicaba Nin-Hai Tseng, analista de la revista económica Fortune.
La sustitución de dólar como moneda de comercio mundial está en discusión, pero la expansión de China está incentivando a su banco central para que el yuan sea gradualmente una nueva moneda de reserva, plan al que muchos países están dispuestos a sumarse.