La importación china de cultivos transgénicos de Argentina

Fuente: Crionline

El Ministerio de Agricultura de Argentina anunció recientemente que exportaría 60 mil toneladas de maíz transgénico a China, lo que causó un alboroto en el país asiático.

El presidente de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), Alfredo Paseyro, quien acaba de firmar un protocolo de importación y exportación de cultivos genéticamente modificados con el gobierno chino, expresó una gran comprensión con las dudas a propósito de la seguridad alimentaria de China porque, al principio, los ciudadanos argentinos también sospecharon de dichos cultivos.

“De hecho, ninguno de nosotros tiene tres ojos. Lo que propusimos fue hacer una visita a un supermercado y ver todos los contenidos nutricionales con mucho cuidado. Generalmente, las normas de seguridad de dichos productos son mayores y contienen más nutrientes “, dijo bromeando Alfredo. Según la explicación de Alfredo, los alimentos transgénicos son habituales en los supermercados argentinos y él también consume dichos productos.

La ASA está formada por más de 80 empresas agrícolas y su objetivo consiste en promover el desarrollo de la industria de semillas con la premisa de garantizar la seguridad y la calidad de los cultivos. Desde que Argentina introdujo la tecnología transgénica en 1996, los maíces, sojas y trigos genéticamente modificados han sido objeto de amplio cultivo en las granjas domésticas. Dichas plantaciones de alta producción no sólo contribuyen a resolver el problema alimentario de Argentina, sino también aportan considerables ingresos a este país a través de la exportación.

Miguel Rapela, director ejecutivo de la ASA añadió que como los cultivos transgénicos no han dañado la seguridad alimentaria ni causado daños al medio ambiente, los ciudadanos los aceptan poco a poco.

“No hay nada malo. No tenemos tres ojos ni una tercera pierna y no ocurre absolutamente nada dañino. En Argentina, una vez que en una tecnología alimentaria se detecta algún riesgo o inseguridad, se prohíbe inmediatamente. Pero actualmente no hay ningún informe oficial que acredite daños causados por los productos transgénicos en los seres humanos. Cada una de estas tecnologías está seriamente controlada por el gobierno.” Comentó Rapela.

De acuerdo con el Informe Anual 2013 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, siglas en inglés), en la actualidad, 870 millones de personas todavía padecen desnutrición. El informe valora que en los últimos 20 años, el número de personas hambrientas se redujo en 100 millones, lo que supone una disminución del 37,6%. Sin embargo, la realidad cruel es que todavía hay 200 millones de personas que padecen carencias alimenticias en China. Mejorar su alimentación es el sueño de dichas personas.

En este sentido, Alfredo manifestó que la firma de acuerdos de importación y exportación entre China y Argentina es una cooperación de mutuo beneficio para ambos países, y que la tecnología transgénica es una medida importante para todos los gobiernos ya que permite luchar eficazmente contra las hambrunas y las carencias alimentarias.

La historia de la importación de cultivos transgénicos por parte de China se retrotrae a 1997. Desde entonces, importamos la soja genéticamente modificada de Estados Unidos. En la actualidad, la producción anual de soja es de 13 millones de toneladas, pero la demanda supera los 70 millones. Si la producción de soja se expande a ciegas, agravaremos el problema de la insuficiencia de tierras para otros cultivos. Por lo tanto, cooperar con el mercado internacional es la opción más realista para China.

Según Alfredo, Argentina planea exportar soja transgénica a China en 2014. La cooperación agrícola entre China y Argentina es sólo un comienzo. Ambas partes tendrán más oportunidades en el futuro.

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