Fuente: Cronista
Ante la recesión y las derivaciones de la denominada causa de “los cuadernos K” que salpican a las principales empresas de obras públicas, el Gobierno busca atraer inversiones de economías emergentes. Desde que comenzó la contracción económica, el presidente Mauricio Macri acercó posiciones con China y ahora también busca entusiasmar a actores privados de ese país.
En una reunión que pasó casi desapercibida, el jefe de Estado recibió este lunes, en su despacho, a Wen Xiaodong, CEO de Fosun Infrastructure Group. Se trata de un conglomerado con sede en Shangai que representa a bancos, compañías de seguros e inversores chinos que buscan oportunidades en el resto del mundo. Fosun abrió oficinas en doce ciudades, incluida San Pablo, y en febrero adquirió la brasileña Guide Investments por u$s 52 millones.
El comunicado de Presidencia afirma que el conglomerado de Shangai “está interesado en realizar inversiones en la Argentina”. Pero no hubo ningún anuncio en detalle sobre una apuesta a emprendimientos en el país. Y esto es justamente lo que preocupa a la Casa Rosada: en agosto y julio, Presidencia no comunicó ninguna nueva inversión a futuro.
El Gobierno teme el impacto que puede tener el caso de los cuadernos sobre las empresas que participaron en los programas de Participación Público-Privada (PPP). “Hasta ahora no se bajó ninguna compañía”, decían ayer en Casa Rosada. “Esto va a ser un proceso lento, pero lo peor ya pasó y parece que no va a impactar en la obra”, agregaban. El Gobierno sabe los efectos que puede tener para las empresas que figuran en los cuadernos a la hora de conseguir financiamiento. En Estados Unidos rige una Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero que suele poner fuertes multas.
La Casa Rosada teme que estas normativas afecten a las empresas y mientras tanto busca abrir las puertas a economías emergentes. El conglomerado Fosun tiene experiencia en la participación de PPP. Macri mostró varios guiños a las economías emergentes cuando fue a los BRICS. Allí, el 26 de julio acordó ahondar la relación estratégica con su par chino Xi Jinping y ayer celebró que Argentina exporta aceite de soja al país asiático. Ambos líderes se volverán a reunir en noviembre.
A su vez, el jefe de Estado pretende dar señales para atraer inversiones, en medio de un escándalo de corrupción que afecta la relación entre empresas y el Estado, así como la caída de la economía. El Presidente viajará a fines de septiembre a Nueva York, para participar de la asamblea general de la ONU, y allí buscará dar previsibilidad al mercado.
A falta de inversiones, el Gobierno avanza con otras medidas. Por ejemplo, el lunes encabezó la mesa de Simplificación Productiva que analiza “la aplicación de mecanismos que agilicen procedimientos administrativos y que eliminen trabas burocráticas para mejorar la productividad”. Este tipo de políticas son las que reclama el FMI. En un reciente paper, la economista del organismo, Lusine Lusinyan, advirtió que “la carga regulatoria y administrativa de Argentina sobre las empresas es una de las más pesadas” entre las economías emergentes. En Gobierno optan por el camino “ortodoxo”.