Fuente: Lic. Benito Aramayo para SURsuelo
En el suplemento “Enfoques” del diario “La Nación” del 16 de septiembre apareció un artículo de anticipo y comentario del libro “La silenciosa conquista china” (Crítica), de los españoles Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araujo, que alcanza gran difusión en Europa a partir del análisis crítico que realizan los autores sobre el impacto del fenómeno chino en todo el mundo.
El trabajo estudia la mayor reconstrucción de África por el gigante asiático con posterioridad a la descolonización realizada por Europa, consignando que a lo largo de todo el planeta, entre los años 2005 y 2011, China invirtió en los llamados países del Tercer Mundo 266.700 millones de dólares. Entre ellos figuran Venezuela, Brasil, Argentina, Perú y Bolivia, entre otros de Latinoamérica. También se dice que el prestigioso economista de la Universidad de Harvard, Pankaj Ghemauat, señaló que “el mundo habla de la emergencia de China como si fuera un fenómeno nuevo, mientras que en Pekín se percibe simplemente como una vuelta al estado natural de las cosas, al estado en que China está primero en todo”.
A partir del momento en que empresas multinacionales tomaron la decisión de trasladar capital y tecnología de occidente a China (1979 hasta 2010), la inversión directa a ese país ascendió a un billón de dólares. Los autores del libro citado dicen que “se pensó en que China se iba a occidentalizar y lo que está sucediendo es justamente lo contrario, el mundo se está sinizando”.
“Los autores del libro citado dicen que “se pensó en que China se iba a occidentalizar y lo que está sucediendo es justamente lo contrario, el mundo se está sinizando”
La economía china tiende a volver a la situación global del siglo X, cuando su economía era la primera del mundo. En la actualidad, el 75% del comercio de manufacturas industriales tiene origen en China, fenómeno nunca antes conocido y que se nota en las góndolas de todos los supermercados. Cuando Inglaterra era el taller del mundo hacia mitad y fines del siglo XIX, el capitalismo había superado la etapa de la libre concurrencia o de competencia perfecta y pasado al capitalismo monopólico e imperialista, fenómeno que forjó la condición de muchos países como dependientes o semicoloniales. Esta fue la realidad de nuestro país donde, entre 1874 y 1875, fueron derrotadas las posiciones pro-industrialistas y triunfaron los partidarios del modelo agroexportador.
En los últimos 20 años y como consecuencia de la restauración capitalista en China, el mundo asiste al fenómeno de la hipertrofia del capital financiero o, más precisamente, del capital dinero proveniente de la enorme cantidad de plusvalía lograda en países como China y la India, en donde la fuerza de trabajo se pagaba 100 dólares por mes en 1980, cuando ese capital en algunos países de Europa y Estados Unidos pagaba la fuerza de trabajo hasta 30 y 40 veces más. A partir de la crisis del sistema capitalista iniciada en el año 2008, la producción en el mundo capitalista ingresó en un proceso acelerado y gigantesco de reconversión productiva en la búsqueda de mayor productividad en la fabricación de sus manufacturas industriales. Los países centrales del siglo XX están en retroceso e inmersos en la desocupación y la insolvencia fiscal. Pero China, a pesar de los problemas en su economía, sigue a la ofensiva.
“En la actualidad, el 75% del comercio de manufacturas industriales tiene origen en China”
Estamos en vísperas de grandes definiciones en el plano económico, político y geopolítico a nivel mundial. En los Estados Unidos, en pleno proceso electoral, se discute el tipo de producción industrial que desarrollará a futuro, en tanto que en Alemania ya se ha decidido no producir en el área de construcciones navales, artículos del hogar, telefonía celular e industria textil por la imposibilidad de lograr competitividad en el mercado mundial. Es responsabilidad de la economía científica estudiar la particularidad del desarrollo desigual de los países capitalistas en este momento como una necesidad de conocer cómo los países imperialistas seguirán su disputa en nuestro país.
En este contexto, el gobierno nacional desde el año 2003 ha decidido vincular el rumbo estratégico de Argentina a la economía y a la diplomacia china. Esta vez se trata de un imperialismo de características peculiares porque lo fundamental de la economía china se mantiene en la órbita del Estado chino. El imperialismo del gigante asiático avanza en su penetración en América Latina y, en particular, en la Argentina y se ha convertido en un factor interno que opera en la política nacional. Capitales chinos estatales y privados se han adueñado de empresas y latifundios.
Noble, una de las más grandes exportadoras de cereales, ha sido adquirida por ellos, lo mismo que Sierra Grande, la principal mina de hierro. Tienen puertos como los de Timbúes, Santa Fe y Lima en Zárate, financian y son socios en la reconstrucción del Ferrocarril Belgrano Cargas, tienen el Banco Standard y parte del Banco HSBC en alianza con los ingleses, y en el comercio minorista ya son decenas de miles las bocas de expendio en todo el país.
“El imperialismo del gigante asiático avanza en su penetración en América Latina y, en particular, en la Argentina y se ha convertido en un factor interno que opera en la política nacional”
La contraparte argentina consiste en permitirles ingresar en el negocio petrolero y financiar obras para el Ferrocarril Belgrano, en tanto que el mercado chino para la soja y otras materias primas que exportamos desde de nuestro país siguen en aumento. Tal es la nueva relación de dependencia que no significa que esté consolidada y que hayan desplazado del todo a capitales estadounidenses, ingleses, rusos, canadienses, japoneses, franceses u otros, que desde hace decenas de años se disputan los negocios y el control de nuestro país, cuestión que está en la base de la disputa política actual.
Ante este panorama es necesario estudiar a fondo el nuevo mapa del poder económico en Argentina, donde se debe incluir y caracterizar el avance de capitales provenientes de Brasil. Como un hecho de mucha importancia consignamos que de las 22 empresas argentinas extranjerizadas después de la devaluación del año 2012, 10 de ellas pertenecen ahora al capital proveniente de Brasil. ¿Estamos en presencia de la quinta potencia económica del mundo, que también actúa bajo las leyes de un país imperialista? Este es un tema de gran importancia que iremos tratando en adelante, por ahora sólo advertimos que algunos de los principales equipos de fútbol del país salen a la cancha con sus camisetas estampadas con el nombre de algunas empresas brasileras muy famosas.