China y su desarrollo sustentable

Fuente: Mauro Restifo para SURsuelo

China y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) decidieron “beneficiar” con préstamos a América Latina. Un billón de dólares entregados en varias etapas es la suma anunciada. La finalidad planteada por los padres del préstamo es “apoyar el desarrollo sustentable”.

¿Quiénes son los que prestan?

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es un viejo conocido de la Argentina. Al igual que la actual moda en el resto del mundo, el BID ha caído en desuso como prestamista. Luego de la quiebra de Lehmman Brothers, y desde antes también, son los estados y los tenedores privados de títulos públicos las fuentes más comunes de financiamiento. China no ocupa hoy un rol preponderante en el mercado de capitales, sino en el productivo, porque direcciona la economía mundial con sus compras de bienes y de bonos estadounidenses. Este caso no sería la excepción. Bajo la forma de un préstamo logran vender sus productos a los países de la región. Una trampa más. Cierto que es una trampa conocida por todos los países del Sur: un préstamo que puede ser usado para comprar al mismísimo prestamista. Pero no sólo condicionan financieramente sino que también lo hacen productivamente. La segunda entidad que presta no es directamente el gobierno de China sino el Eximbank (“Ex” de exportaciones, “im” de importaciones y “bank” de prestar y cobrar intereses). ¿Y qué tipo de transacción incentiva este banco? Las importaciones y las exportaciones de productos mecánicos y electrónicos. Pero China no compra bienes electrónicos, los vende, y sólo compra materia prima. Esta trampa también es conocida: con su poder de compra seducen a los gobiernos para primarizar la producción y vivir de la superexplotación de un solo sector y no diversificar. A cambio ellos traen lo que no se produce localmente: bienes industriales. Resumiendo: prestan dinero, cobran intereses, compran materia prima, venden productos con valor agregado. Dejan una nueva deuda y la dependencia en forma creciente de una nueva superpotencia. Es sabido que los términos de intercambio entre producción primaria e industrial, aunque momentáneamente se acerquen, a la larga se deterioran y “vuelve el pobre a su pobreza y el rico a su riqueza”. El BID busca insertarse nuevamente en el mercado crediticio latinoamericano con el objeto de convertirse en una herramienta para forzar decisiones económicas de los diferentes estados. Para ello se vale del gobierno chino, posicionado como el nuevo incentivador financiero. Ganan cuando prestan (interés), ganan cuando cobran (refinanciamiento), ganan cuando compran (manejan la demanda para bajar precios) y ganan cuando venden (productos con alto valor agregado). Son muchas bombillas para el mismo mate. Y por el modo en que están paradas las potencias, si los gobiernos locales se dejan, cuando el mate se lave nos pondrán a secar al sol para luego seguir chupando un poquito más de ese rico gustito que tienen los sudamericanos.

China y su BRICS determinan la producción agropecuaria mundial

El llamado grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es en la actualidad la representación cabal de los llamados países emergentes, que se caracterizan por aumentar año tras año su producción, ya sea industrial o con algún tipo de valor agregado. Al aumentar su producción y el trabajo local, estos países aumentan también la demanda. En los casos de China e India la demanda de alimentos tiene una característica especial: se encuentra en constante crecimiento y al necesitarse de grandes extensiones de tierra y tener las poblaciones más grandes del mundo son incapaces territorialmente de fabricar su propio alimento. Por esto se vuelcan al mercado internacional. Pero el mercado internacional se aprovecha de esta situación y aumenta precios; algo que al gobierno oriental le preocupa mucho y por eso se ocupan. Tanto se ocupan que todos los días surgen nuevos acuerdos firmados por todo el mundo respecto a algún intercambio o acuerdo bilateral. Dzhikun Juang, director del Centro de Política Agraria de China, afirma que año a año la suba a nivel mundial del precio de los commodities afecta con fuerza los precios internos en su país. La misión es contrarrestar este efecto no deseado causado por el aumento de su propia demanda (sobre todo China e India). De lo contrario, a futuro les resultaría imposible sostener una balanza comercial tan favorable, ya que su propia riqueza sería la causa de que le suban los precios de lo que consumen. Para esto maniatan a gobiernos satélites con acuerdos desventajosos que tienen por único objetivo que el país productor de materia prima cobre menos de lo que cobra.

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