Fuente: Santiago Tunez
La República Popular China tiene la mayor población de porcinos del mundo, con 600 millones de ejemplares. Además, posee el doble de vacas que la Argentina, con unos 110 millones de cabezas. Y suma unos 300 millones de rumiantes pequeños. Con estas cifras, tratar de sostener un buen estatus sanitario se vuelve una tarea de proporciones gigantescas. Una empresa argentina se propuso aceptar semejante desafío y prevé abastecer el 40% de las necesidades de vacunas contra la aftosa que demanda este enorme universo zoológico.
La compañía en cuestión es Biogénesis Bagó y la planta que ya está en su etapa final de construcción –después de haberse invertido unos 60 millones de dólares- se encuentra en Yangling, cerca de Xi’an, en Shanghai. “China es el mayor mercado mundial en cerdos y el mayor mercado mundial en demanda de proteínas animales. Producir vacunas antiaftosa en este país es un gran desafío”, me cuenta el doctor Esteban Turic, director de Innovación y de Negocios para Asia de la firma de capitales argentinos.
Biogénesis Bagó se convertirá en poco tiempo en actor de un escenario donde sólo talla, actualmente, un reducido número de jugadores. “En China ya hay siete empresas locales, estatales, que producen vacunas, aunque no resuelven el tema de la aftosa: China es un país no libre, infectado. Nosotros seremos la octava empresa, aportaremos tecnología y la experiencia que hemos ido ganando estos años”, explica Turic.
La planta de Yangling atenderá 80% a cerdos y el resto, a rumiantes. “Será una planta world class y con lo último en tecnología. Tendrá una inversión de 60 millones de dólares”, asegura Turic. Biogénesis Bagó es dueño de 40% de esta fábrica, y el 60% restante pertenece a capitales chinos. “Nuestra parte será el aporte de tecnología, conocimiento de procesos, propiedad intelectual, entrenamiento de personal, etc.”, agrega este médico veterinario con maestrías en microbiología y doctorado en farmacología en la Universidad Nacional de La Plata.
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Para fines de 2016, la planta ya estará funcionando en una primera etapa y tiempo después alcanzará plena capacidad, lo que significará 400 millones de dosis por año. Es decir, una cuarta parte de las necesidades del gigante asiático.
Nosotros seremos la octava empresa instalada en la República Popular China. Aportaremos tecnología y la experiencia que hemos ido ganando estos años”, afirma Turic, a cargo del proyecto que demandó una inversión de 60 millones de dólares.
Ahora bien, ¿cómo se logró semejante reconocimiento a la calidad argentina en un segmento tan exigente y en un país de estándares igual de rigurosos? Turic señala que China tuvo en cuenta los antecedentes de Biogénesis Bagó luego de una intensa –y extensa- serie de negociaciones.
“El camino lo recorrimos junto con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), en una muy buena articulación entre los sectores público y privado”, indica el ejecutivo del laboratorio argentino que desde sus plantas en Garín y Monte Grande exporta ya 40% de lo que produce, y es el número uno en la Argentina y el tercero en América Latina, donde compite con dos grandes multinacionales.
Las tratativas con China se iniciaron hacia 2008, luego la Argentina y el país asiático firmaron un acuerdo de cooperación binacional y ahí comenzó a intervenir la empresa privada de la mano de los organismos estatales. Para llegar al proyecto de construir una planta hubo que formar un joint venture con la empresa privada china Hile Biotechnology, que produce vacunas para cerdos y aves pero sin experiencia en aftosa..
La obra civil ya se encuentra terminada, y ahora está en la fase de farmacéutica. Es una planta nivel tres en seguridad; quiere decir en condiciones para que no haya ningún escape de virus. Es una planta de muy alta calidad en seguridad y muy alta complejidad técnica. “Es similar a la que tenemos en Garín pero como esa ya tiene 20 años, la de China refleja los cambios y mejoras introducidos en estos años”, concluye Turic.
- La entrevista fue publicada por el autor en la edición Noviembre/Diciembre 2015 de la revista OrientAr.