Fuente: DialogoChino
La más profunda relación entre China y Argentina y los diversos proyectos a desarrollar por empresas chinas en suelo argentino han prendido la alarma de empresarios locales y grupos ambientalistas, que advierten sobre desventajas comerciales para el país y un creciente riesgo sobre sus recursos naturales, argumentos ampliamente rechazados por funcionarios de ambos países.
Luego de viajes de los presidentes Xi Jinping y Cristina Fernández de Kirchner, ambos países firmaron un acuerdo macro de alianza estratégica y más de 20 tratados para desarrollar proyectos conjuntos en materia cultural, tecnológica y económica. Mientras que China garantizó financiamiento para obras clave de energía y transporte, Argentina habilitó la adjudicación de obras sin licitación previa y abrió la puerta a la llegada de mano de obra asiática.
“Nos preocupa que se convierta en un nuevo colonialismo. Es una relación asimétrica donde mantenemos un papel exportador de recursos naturales. Nosotros les damos materia prima y ellos productos manufacturados. Es algo que pasa en toda América Latina, no sólo en Argentina. Se amplía la frontera extractivista y eso genera conflictos”, expresó Enrique Viale, presidente de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas.
La relación comercial entre China y Argentina es efectivamente asimétrica, tal como afirma Viale, y es algo reconocido por ambos gobiernos. El año pasado se registró un déficit de US$ 5.000 millones en el comercio bilateral. El gobierno de Kirchner exportó casi US$ 5.000 millones mientras que el de Xi Jinping US$ 10.000 millones, una importante diferencia que todavía se debe resolver.
“La relación bilateral es estructuralmente deficitaria para Argentina, habiendo comenzado como un vínculo superavitario. Es un tema que preocupa tanto a Argentina como a China. Se tiene que reducir ese déficit y estamos trabajando para incrementar las exportaciones, haciendo conocer nuestra oferta en ferias y misiones comerciales en China. Existen muchas oportunidades comerciales”, afirmó Carlos Bianco, secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería Argentina, recientemente en un evento.
Pero además de existir un déficit, el interés de China pasa principalmente por los productos primarios argentinos y no por las manufacturas, lo que supone una mayor presión sobre los recursos naturales del país, sostienen ambientalistas. Entre 2003 y 2013 casi un 85% de la balanza comercial se concentró en tres productos: porotos de soja (55,46%), aceite de soja (19,27%) y petróleo crudo (10,04%).
Hoy un 96% de la canasta exportadora argentina a China se compone de productos primarios o manufacturas basadas en recursos naturales, mientras que por el contrario, las importaciones provenientes de aquel país se encuentran diversificadas en varias manufacturas de bajo, medio y alto contenido tecnológico. El caso más nítido es la compra a China de locomotoras, coches y material ferroviario.
“Las inversiones provenientes de China en América Latina se establecen mayoritariamente en actividades extractivas. Se trata de pagos por la adquisición o licencia de explotación de recursos naturales. Si se requiriesen obras de infraestructura, éstas se encargan a empresas de China. Se potencia las actividades extractivas en detrimento de aquellas con mayor valor agregado”, sostuvo Maristella Svampa, socióloga y autora de “El maldesarrollo. La Argentina del extractivismo y del despojo”, entre otras publicaciones.
Ariel Slipak, economista especializado en las relaciones entre China y América Latina, adhiere a la idea de una relación asimétrica entre ambos países y asegura que la expansión de China en la región lleva a una reprimarización productiva de la economía, forzando a Argentina y a otros países a enfocarse en sectores de menor valor agregado. El mayor interés por los productos primarios lleva a una suba de su precio, transformando a proyectos extractivos en rentables y presionando sobre los recursos naturales y el medio ambiente.
“Las relaciones con China no son simétricas, a pesar de que así se lo presente. China es la primera economía del mundo y le interesa América Latina para obtener energía y materia prima y vender sus productos industriales”, sostuvo Slipak. “Es una relación que presiona a la reprimarización diversificada de la economía. No sólo se vende soja como antes, sino que otros productos también como carne y trigo.”
Reclamos industriales
Agrupados por la Unión Industrial Argentina (UIA), empresarios argentinos han sido junto a los grupos ambientalistas quienes han expresado el mayor rechazo a la profundización de la relación con China. El ingreso de mano de obra china, la adjudicación directa de proyectos y la importación de manufacturas chinas en vez de producirlas en Argentina encabezan la lista de reclamos de la UIA.
Pero todos los argumentos fueron rechazados por funcionarios de gobierno e incluso por el embajador chino en Argentina, Yang Wanming, quien recientemente habló por primera vez sobre los acuerdos. Wanming aseguró que existe un apoyo generalizado de la sociedad a los mismos y les pidió mayor racionalidad a los empresarios, al mismo que los invitó a dialogar en la embajada para discutir sus preocupaciones.
“La mayor parte de la sociedad argentina apoya los acuerdos y eso queda demostrado por el voto positivo de los senadores y diputados. Entiendo que una parte del sector industrial todavía tiene una opinión contraria. Pero les pedimos más racionalidad y comunicación. Queremos hablar con ellos y que conozcan la política económica de china, la cual les puede dar más oportunidades. La embajada puede ser un puente para eso”, sostuvo Wanming en un evento en la embajada.
El embajador destacó todos los futuros proyectos a realizarse en Argentina como la nueva central nuclear Atucha II, la modernización del ferrocarril Belgrano Cargas, la instalación de una estación espacial en la Patagonia y proyectos de riego en Entre Ríos. Si bien todos los proyectos han generado polémica, el más controversial es la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, con el objetivo de aumentar la capacidad energética de Argentina.
Mientras que expertos y grupos ambientalistas lo han criticado por los riesgos que significa para los glaciares de la zona, especialmente el Perito Moreno, el embajador negó cualquier impacto ambiental de los proyectos.
“No hay nada oculto en los acuerdos, pueden leerlos ustedes mismos. Algunos son sobre proyectos específicos y se incluyen plazos y detalles de los mismos, mientras que otros son más generales y no hacen referencia a una obra puntual. Ninguno compromete al medio ambiente”, afirmó Wanming.
Al igual que Blanco, el embajador dejó abierta la puerta a enriquecer la cooperación entre ambos países en el futuro y recordó que China ya comenzó a comprar vino argentino el año pasado y recientemente autorizó la compra de carne con hueso, estando negociando ahora la importación de carne enfriada argentina. Todos los artículos necesarios para China son bienvenidos a ser importados de Argentina, sostuvo Wanming.
“Nos interesan especialmente las áreas de equipamiento, automotriz, telecomunicaciones y tecnología agropecuaria. Mantenemos una fluida negociación con Argentina sobre productos argentinos para lograr su acceso al mercado chino. El mercado chino es un abierto, ya firmamos acuerdos de libre comercio con más de 20 países y estamos dispuestos a firmar uno con Argentina”, afirmó el embajador.