Fuente: XINHUA
Las inversiones directas de China en América Latina crecieron rápidamente en los últimos años en sectores como los de energía, minerales, manufactura, agricultura y finanzas, aprovechando la infinidad de recursos que hay en esta región de América.
Las relaciones entre China y América Latina se estrecharon en la última década, impulsadas por la expansión de la demanda interna del país asiático y la reestructuración económica de la región latinoamericana, al alza en los últimos años.
Las relaciones sino-latinoamericanas han tenido desde el inicio como marco al Pacífico, un puente entre ambas regiones, que ha sido testigo del intercambio comercial y de la presencia de miles de chinos que trabajaron en la construcción de canales y ferrocarriles, plantaciones de azúcar y minas de guano y salitre.
“La presencia china ha dejado huellas profundas en nuestra cultura, desde las artes culinarias hasta el paisaje urbano. Hay barrios chinos en muchas de las grandes ciudades de nuestro continente, y la influencia de notables personalidades de ascendencia china se ha hecho notar en la academia, las artes y el servicio público”, explicó recientemente en un artículo publicado a la prensa el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno.
Del 17 al 23 de julio de este año, el presidente chino, Xi Jinping, realizó visitas de Estado a Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba, tras participar en la VI Cumbre de Líderes del grupo BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, celebrada en la ciudad brasileña de Fortaleza.
Esta gira es considerada histórica y trascendental para el desarrollo y fortalecimiento de las relaciones entre China y América Latina y el Caribe, que refuerza la amistad, la cooperación económica y los lazos políticos con la firma de más de 100 acuerdos de cooperación.
En el marco de la gira, el presidente chino también se reunió con mandatarios de 11 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), ocasión que aprovechó para exponer la política exterior de China hacia la región y formular propuestas para afianzar la cooperación entre ambas partes.
En cuanto a la cooperación práctica, Xi propuso una serie de objetivos nuevos, incluyendo aumentar el comercio en las dos direcciones hasta los 500.000 millones de dólares y los valores de inversión de China en América Latina hasta 250.000 millones de dólares en 10 años.
Xi también anunció la puesta en marcha formal de un paquete de préstamos especiales por valor de 20.000 millones de dólares para la cooperación en infraestructuras entre China y América Latina, un paquete de préstamos preferenciales por valor de 10.000 millones para países latinoamericanos, y la aportación de 6.000 becas gubernamentales para países de la región en los próximos cinco años.
Durante el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, siglas en inglés) celebrado en noviembre de este año en Beijing, capital de China, algunos países latinoamericanos ya perciben que el principal motor para el crecimiento sostenible es la cooperación económica y comercial con los países asiáticos, incluyendo China.
Especialmente, este año la mayoría de los países latinoamericanos sufrieron de un lento crecimiento económico, lo que ha hecho que la región se dé cuenta de la necesidad de un ajuste de su estructura económica, cambiando las atrasadas infraestructuras a través de la cooperación con la región de Asia-Pacífico.
Lo cierto es que las inversiones directas de China en América Latina crecieron rápidamente en los últimos años en sectores como los de energía, minerales, manufactura, agricultura y finanzas, aprovechando la infinidad de recursos que hay en esta región de América.
Los vínculos económicos bilaterales se han desarrollado rápidamente desde que China fuera admitida en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Actualmente, el gigante asiático es el socio comercial más importante de América Latina, después de Estados Unidos y de la Unión Europea, mientras que la región ocupa el séptimo puesto dentro del comercio exterior chino. En 2013, la balanza comercial alcanzó los 261.570 millones de dólares.
Por el momento, China ya es el principal socio comercial de Brasil, Chile y Uruguay, el segundo de Argentina y Colombia, y el tercero de México.
Según el ministro uruguayo de Economía, Mario Bergara, la clave para el éxito de las relaciones entre China y América Latina es fomentar el conocimiento mutuo. “Tenemos que entendernos más, saber cómo se hacen los negocios en América Latina y cómo se hacen los negocios en China”.
Uruguay, con poco más de tres millones de habitantes y que en 1988 estableció relaciones diplomáticas con China, ha diversificado su oferta al país asiático, que ya no se limita solo a la carne, su exportación más tradicional, sino que hoy también exporta soja y pasta de celulosa, además de servicios de información agropecuaria y software.
En 2012, el intercambio comercial entre los dos países totalizó 4.339 millones de dólares, siendo China el principal socio comercial de Uruguay.
Este es solo un buen ejemplo de lo que se vislumbra que será el futuro de la región con China. Por el momento, el comercio se basa en productos tradicionales, aunque ambas partes deben impulsar próximamente el comercio de productos de alta tecnología y de alto valor agregado, como las nuevas energías, nuevos materiales, conservación de energía y protección del medio ambiente, bio industria, innovación tecnológica y manufactura avanzada.
Uno de los intereses de China es buscar licitaciones para sus empresas estatales. A cambio, el aporte económico chino en el continentes es considerable. Entre 2009 y 2012, los bancos chinos prestaron unos 50.000 millones de dólares a América Latina, más de lo que dejaron en el mismo tiempo Estados Unidos, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM).
La relación no es apenas económica, sino que también existe con consultas y mutuo apoyo en política internacional, intercambio educativo y cultural, y cooperación tanto científico-técnica como en materia de defensa.
Como explica el propio Moreno, “el primer puente entre China y América Latina fue el comercio. El desafío actual es mayor: debemos construir un puente para las ideas”.
Según el vicepresidente del Banco Popular de China Li Dongrong, las reformas económicas que acomete su país ofrecen “una oportunidad para elevar la cooperación y expandir las relaciones comerciales”.
Pero no solo hace falta que los empresarios latinoamericanos estén dispuestos a dar el salto cultural, geográfico y de inversión necesario. También hacen falta políticas de Estado en todos los países latinoamericanos que apoyen esa voluntad de implantación, fomentando el transporte y las comunicaciones, dando apoyo constante a sus empresarios sobre el terreno y ayudándolos a organizarse.
El presidente chino ya sugirió durante su viaje a América Latina designar el año 2016 como el “Año de Intercambios Culturales” entre China y América Latina. Se espera que en los próximos años la cooperación sino-latinoamericana sea más amplia, y con un entendimiento más profundo logrado gracias a los intercambios culturales.