Fuente: ElPais
China acudió esta semana al rescate de Argentina. Y lo hizo a través de un préstamo por valor de 815 millones de dólares. Se trata de la primera materialización del crédito swap o de intercambio comprometido por el presidente chino, Xi Jinping, en su visita a Buenos Aires el pasado julio. En ese viaje, Xi llegó a la Casa Rosada acompañado de 250 empresarios, abrió la billetera y firmó la concesión de un crédito de yuanes a cambio de pesos equivalente a unos 11.000 millones de dólares. Pero el dinero no terminaba de llegar. Y las reservas del Banco Central de Argentina caían año a año, desde que Argentina implantó en 2011 las restricciones a la compra y salida de dólares, hasta sumar unas pérdidas de 20.000 dólares en tres años.
El martes por la noche Cristina Fernández mantuvo una videoconferencia con Xi Jinping y 48 horas después comenzaba a activarse la primera entrega del préstamo: 5.000 millones de yuanes insuflarán oxígeno a las arcas del Banco Central y podrán usarse para financiar importaciones desde China y obras de infraestructuras vinculadas al país asiático.
El Gobierno de Argentina, asediado por los fondos especulativos que reclaman el cobro íntegro de su deuda en un juzgado de Nueva York, tiene enormes dificultades para conseguir financiación externa. Así que cuando el presidente chino firmó en julio 20 acuerdos bilaterales y la concesión del préstamo, el agradecimiento de Cristina Fernández no sonó impostado: “No tengo más que palabras de agradecimiento, porque cuando formulé la invitación a Xi Jinping le pedí por dos obras que considero fundamentales como son las represas hidroeléctricas [en la Patagonia] y todo lo que es la primera etapa del [tren] Belgrano Cargas. También firmamos un convenio entre los dos bancos centrales para un pase financiero por 11.000 millones de dólares para lograr estabilidad en los tipos de cambios, justamente en momentos en que sufrimos ataques especulativos de sectores que hacen oscilar las monedas y vuelven al mundo inestable en materia financiera”.