Fuente: Juventud Maritima SOMU
La diplomacia norteamericana ha intensificado su afán por contrarrestar la influencia china en la Argentina y hay un negocio que preocupa especialmente: la concesión del dragado y el mantenimiento de la Hidrovía del Paraná que deberá ser licitada el año próximo. Numerosos actores sectoriales y diplomáticos, argentinos y norteamericanos, coinciden en que la rivalidad entre China y Estados Unidos llegó ya a las aguas del Paraná.
La gigante china Shangai Dredging Company (SDC) y su socio argentino Servimagnus, del empresario Ricardo Román, pusieron el ojo en esta licitación y planean competir con otras firmas de Holanda, Bélgica y Argentina. Buscarán quedarse con el negocio que desde 1995 está en manos de la UTE Hidrovía SA, conformada por la argentina Emepa y la belga Jan de Nul.
La china SDC, filial de CCCC Ltd. (China Communications Construction Company), firma estatal clave en el plan chino conocido como Ruta de la Seda del Siglo 21 (Belt and Road Initiative), ya cuenta con experiencia en el país. En 2015, la firma declaraba contratos por más de 100 millones de dólares que incluyen diez trabajos de dragado en el Puerto de Buenos Aires y trabajos en el Canal Martín García. Este año, también mostraron interés en proyectos en Bahía Blanca como vía de salida para Vaca Muerta.
Además de tener negocios en más de veinte países, SDC también es la responsable de crear islas artificiales en el Mar de China Meridional, una estrategia para potenciar el reclamo chino sobre esa región marítima que muchos creen puede ser el escenario de un conflicto bélico futuro con los Estados Unidos. Sacar agua del fondo de un río o el mar es hoy también una cuestión geopolítica de primer orden. Y, en el caso del Paraná, significa una presencia estratégica en la salida más importante para las exportaciones de la Argentina, Paraguay, una región de Brasil y posiblemente también Bolivia (la ampliación de la Hidrovía es parte de la agenda argentina con ese país).
Estos desarrollos son seguidos con preocupación por los Estados Unidos, que ya señaló a los diplomáticos y funcionarios argentinos su temor por la posible entrada en el río Paraná de SDC, un negocio que se suma a los proyectos hidroeléctricos, de telecomunicaciones y nucleares.
Fuentes de la diplomacia argentina confirmaron que el Departamento de Estado demanda que la Argentina adopte una norma similar a la que creó en ese país un “Comité sobre Inversiones Extranjeras”, conocida como Cifus, que reserva un poder de veto a la llegada de inversiones en sectores sensibles y podría ser una vía de último recurso para frenar los negocios chinos en el país.
Además de los chinos y la UTE argentino-belga que mantiene la concesión, también están interesadas las firmas Dredging International (Bélgica), Van Oord (Holanda) y Boskalis (Holanda). Esto muestra el fuerte interés que despierta una vía navegable por donde pasan nada menos que un cuarto de las mercancías transportadas en el país.
El Río Paraná es uno de los más importantes del mundo, la segunda cuenca más extensa de Sudamérica después de la del Río Amazonas, con 3940 km de extensión, 17.000 km de afluentes, recoge las aguas de la mayoría de los ríos del sur del continente y penetra en el corazón de toda América del Sur: por aquí se va una gran parte de las producciones de Argentina, Paraguay, Bolivia, Brasil y Uruguay.
El desarrollo de un modelo agroexportador centrado principalmente en la sojización de la agricultura se ha profundizado en nuestro país en los últimos 20 años. Además de las consecuencias en la producción, la ecología y el desarrollo desigual de la economía interna, este proceso fue atando a la Argentina a una larga cadena de dependencia del cual uno de sus eslabones principales, aunque menos visible, son las empresas procesadoras/exportadoras de cereales y sus derivados, en su mayoría propiedad de capitales multinacionales.
El peso de la exportación agrícola en la economía argentina es innegable. El 46% de las exportaciones totales del país la generan granos, harinas, aceites, biodiesel y otros subproductos. El 17% de las exportaciones totales de Argentina son harina y pellets de soja, siendo el principal rubro de exportación. Y con el protagonismo de un nuevo producto, como la soja, también se dio la llegada de un nuevo comprador principal: China.
En base a datos oficiales, en el ranking de las 10 principales empresas agroexportadoras de Argentina. Se ubica en el podio, como desde hace más de una década la empresa estadounidense Cargill. En segundo lugar, se encuentra otra empresa estadounidense como es el caso de Bunge. En tercer y cuarto lugar, Nidera y Noble, ambas controladas por el grupo chino Cofco, las cuales, sumando sus exportaciones se ubicarian en segundo lugar. En el cuarto lugar, aparece la francesa Dreyfus, y en el quinto, el grupo global ADM/Toepfer de Estados Unidos. Dos empresas argentinas, se ubican en el ranking la empresa de la familia Urquía, Aceitera General Deheza, asociada a la firma estadounidense Bunge y, la empresa Vicentin, de Alberto Padoan, asociada con la anglosuiza Glencore y la alemana Ultramar. La mencionada multinacional suizo/inglesa Glencore está octava, seguida por la Asociación de Cooperativas Argentinas de Daniel Biga, asociada, esta tambien, con la estadounidense Bunge.
Como consecuencia de la destrucción de nuestra Marina Mercante, la Argentina pierde U$S 5.000 millones en fletes maritimos que realizan empresas navieras extranjeras. El 98% de los buques que transitan por la hidrovia Paraná Paraguay, son de bandera extranjera.
En materia del transporte marítimo por la hidrovía Paraná Paraguay, el negocio quedo en manos de inversiones estadounidenses, la compañía Atria Logística del grupo Southern Cross Group ex Ultrapetrol/UABL conforma la más importante red de servicios de transporte de los ríos Paraná – Paraguay cubriendo Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, a lo largo de 4.000 km.
La Compañía Naviera Horamar, de Claudio López, es controlada por el grupo Navíos South American Logistic, que a su vez, es subsidiaria de otras compañías en la región, como ser: Thalassa Energy (Argentina); Corporación Navíos, Nauticler, Ponte Rio, Compania de Transporte Fluvial Internacional, Ponte Rio y Petrovia Internacional (Uruguay); Merco Par, Navegación Guaraní, Hidrovía, Merco Fluvial, Petrolera San Antonio (Paraguay); Stability Oceanways, Varena Maritime Services, HS Tankers Inc, HS Navigation Inc., HS Shipping Ltd. Inc, HS South Inc. (Panama); Navarra Shipping Corporation, Pelayo Shipping Corporation (Islas Marshall); Navios Logistics Finance (Estados Unidos).