Electroingeniería, la empresa de construcción de obras eléctricas que más creció durante el kirchnerismo, está por recibir un duro golpe que podría complicar su futuro. Más allá de tener a uno de los socios presos, Gerardo Ferreyra, la compañía se apresta a ver por estos días cómo se derrumba el principal contrato que solventa su caja.
Esta semana, Gezhouba, los socios chinos, estarán en la Argentina dispuestos a desvincularla de la unión transitoria de empresas (UTE) que conformaban para construir las represas Condor Cliff y La Barrancosa, antes llamadas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic.
La caída de la principal obra pública que tiene la constructora cordobesa está centrada en la causa de los cuadernos de las coimas , que hace poco más de un mes tomó estado público. Sucede que la firma cordobesa quedó comprometida desde el inicio mismo de la causa penal. El primer día de movimientos judiciales quedaron detenidos Ferreyra y su director comercial, Jorge Neira. Pocos días después, el 11 de agosto, Ferreyra declaró durante varias horas, pero no se arrepintió. Sin embargo, el otro ejecutivo se adhirió al régimen de imputado colaborador y confesó haber pagado coimas.
Desde entonces, la obra pública más grande de la Argentina quedó en medio de un pantano. La empresa estatal Integración Energética Argentina (Ieasa), la ex-Enarsa, es la encargada de ejecutar la obra. Y desde que Electroingeniería quedó envuelta en el escándalo de las coimas, la decisión que se le comunicó al consorcio es que no había posibilidades de continuar con la firma cordobesa como beneficiaria de pagos millonarios.
Según lo que pudo saber LA NACION, los chinos de Gezhouba están dispuestos a correr del consorcio a la empresa de Ferreyra y su socio catamarqueño, Osvaldo Acosta. En principio ya habrían tomado el control de la obra y, de acuerdo con lo que trascendió, uno de los principales ejecutivos de la empresa extranjera viajaría mañana a Santa Cruz para comunicarlo.
Pero no todo es tan fácil. Los contratos de este tipo de obras tienen muchas cláusulas cruzadas que impiden la salida de uno de los socios sin indemnizaciones millonarias. Nadie arriesga a decir cómo terminará la ruptura.
En Ieasa, una empresa que ahora depende del Ministerio de Economía, después de haber incorporado al de Energía, ya les han comunicado a los chinos que sin la salida de Electroingeniería no hay proyecto posible. Pero, a su vez, la empresa extranjera no tiene capacidad de construcción en la Argentina, ya que era el vehículo mediante el que se financiaba la obra y se incorporaba tecnología china a las presas.
Gezhouba no tiene crédito con Electroingeniería en el medio y de esa manera no pueden iniciar la construcción. Y en el Gobierno ya todo está planteado: como la obra se paga con los avances en la construcción, si no hay cemento puesto, no hay dinero.
Las polémicas centrales del sur fueron adjudicadas en 2010 por la entonces presidenta Cristina Kirchner. Entonces el plazo de ejecución era de cinco años y los ganadores fueron consorcios liderados por Impsa, Corporación América, Camargo Correa, Electroingeniería, Iecsa, Cartellone, Roggio, Esuco y Supercemento. Hoy prácticamente todos convertidos en confesos pagadores de coimas, no pudieron hacer la obra por falta de financiamiento.
Jamás hubo paz en torno a aquellas centrales que cambiaron de nombre dos veces. Y nada hace suponer que, finalmente, una de las pocas obras públicas que tienen financiamiento empiece a ejecutarse normalmente.
Caminos separados
Los socios chinos que integran la unión transitoria de empresas (UTE) a cargo de la construcción de las represas Condor Cliff y La Barrancosa están dispuestos a desvincular la empresa de Gerardo Ferreyra De concretarse, la constructora cordobesa, involucrada en el escándalo de los cuadernos de las coimas, perdería su principal obra pública (garante de solventar su caja) y la obra actual más grande del país Gezhouba (china) ya habría tomado el control de la obra y un ejecutivo viajaría mañana a Santa Cruz para comunicarlo