Así Mauricio como Néstor

Fuente: El Litoral

El marco teórico de la grieta puede que aún funcione a la hora de juntar votos. Pero no pasa lo mismo si se trata de juntar dólares… o yuanes.

El próximo lunes el gobierno de Mauricio Macri debe tomar una decisión que impactará de una u otra forma en la economía del país y en particular en la de Santa Fe. Ese día la Organización Mundial del Comercio -y la Argentina como país miembro- votará si China es (o no) una economía de mercado.

 gigante asiático está desde hace 15 años incorporado con condicionamientos al comercio mundial. Pero ante su practica de subsidios a la producción ya de por sí barata (por la escala y el costo laboral), los grandes mercados pueden protegerse aplicando aranceles o medidas antidumping. Esas barreras quedarían restringidas si China resulta como miembro pleno de la OMC.

Para la Argentina, Macri y Santa Fe, el tema es delicado. Porque más allá del resultado de la votación en la OMC, la posición de la Casa Rosada puede influir en las compras que Beijing hace a la Argentina, en su financiamiento y en eventuales inversiones.

En 2004, Néstor Kirchner votó a favor de los orientales en la OMC y consiguió obras y plata made in China. Mauricio Macri tiene planeado visitar Beijing en mayo con objetivos similares. Pero puertas adentro el presidente tiene presiones de la UIA.

La inversión china es decisiva para el futuro de la gestión PRO: hay U$S 2.700 millones comprometidos para poner en marcha el FF.CC. Belgrano Cargas; U$S 1.150 millones comprometidos en energías renovables en La Rioja, San Juan y Jujuy y están pendientes los U$S l4.714 millones de la corporación china Gezhouba Group Company en sociedad con la “kirchnerista” Electroingeniería SA para las polémicas represas de Santa Cruz.

En materia energética, también quedan pendientes de resolución los acuerdos de Cristina por U$S 12.000 millones para desarrollar las centrales nucleares de Atucha IV y V. Y Juan Schiaretti confirmó las obras de gasoductos para Córdoba con “caños chinos” más baratos -hay en juego U$S 1.800 millones- lo que le valió una fuerte crítica de Techint.

Paolo Rocca le advirtió a la Casa Rosada que Europa se defiende de la competencia desleal con aranceles de entre 43,5% y 81,1% para el acero chino. Pero Schiaretti cuida el costo de su obra pública y Mauricio Macri necesita la inversión oriental.

>>> 657 millones de dólares cayeron las ventas de poroto soja argentina a China en 10 meses.
Otros U$S 365 millones retrocedieron los embarques de aceite de soja con ese destino. Los dos rubros tienen epicentro en los puertos del sur santafesino.

Tribulaciones de fierro en Pérez

En Pérez, en la intersección de las rutas Nacional 33 y la Provincial 14, en el Gran Rosario, hay una metalúrgica brasileña que en marzo pondrá en marcha la ampliación de su planta. Costó U$S 213 millones y generará 100 empleos directos y otros 700 indirectos.

El director ejecutivo de la siderúrgica brasileña Gerdau es Fernando Lombardo. Días atrás recorrió la planta -la están “poniendo a punto”- y afirmó que la importación de acero de China “es una amenaza muy importante para Argentina y para Latinoamérica”.

Lombardo reconoció que el sector se viene recuperando. “China -dijo- representa la mitad de la producción mundial con empresas que son parte del Estado, lo cual implica una amenaza que está viva”.

Las palanquillas de acero que Gerdau producirá en su renovada planta, suponen sustituir importaciones por 100 millones de dólares anuales. Lombardo ve señales positivas en la economía nacional y hasta se animó a prometer que “si Argentina es competitiva para producir acero, podemos exportar”.

El empresario no lo dijo pero tampoco lo desconoce: la Argentina tiene atraso cambiario y China subsidió sus acerías con 18,3 mil millones de dólares en 2015. Si tienen que competir sin aranceles ni medidas antidumping, el caso está perdido.

El desafío del equilibrio

El embajador chino Yang Wanming comentó, en su reciente visita a la Bolsa de Comercio de Santa Fe, reuniones mantenidas con la canciller Susana Malcorra, con el ministro de la Producción de la Nación y con el secretario de Comercio Francisco, Cabrera y Carlos Brown, respectivamente.

El rumor en el Palacio San Martín es que la canciller promueve un TLC del Mercosur con el gigante oriental, lo que le ha valido a Macri fuertes embestidas desde la UIA. Wanming habló en Santa Fe de generar puentes que profundicen la relación comercial y de cooperación tecnológica entre ambos países, “de manera de tener -dijo- una relación más equilibrada, estable y para que los productos argentinos con valor agregado cuenten con un mejor acceso al mercado chino”. ¿Fue un aviso “diplomático”?

El desafío es para un Mercosur fuerte en materias primas (Argentina y Brasil suman 35% de la proteína vegetal del mundo) ante un gigante oriental que tiene industria más barata y subsidiada, con tecnología de punta, que además compra cada vez menos aceite de soja o biocombustibles argentinos.

Cerca del 80% del comercio de Argentina con China es poroto de soja y derivados; importa un 99% con valor agregado. Pero Beijing y sus promesas inversoras son irreductibles para la Casa Rosada, mal que le pese a Techint.

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