Lo que nos dejó la visita del primer ministro de China a América latina

Fuente: Bae

En un esfuerzo por incrementar los lazos con los países latinoamericanos, el primer ministro de China acaba de realizar una gira de ocho días por Sudamérica con el objetivo de ampliar la presencia económica en nuestra región. Esta gira tuvo un componente estratégico que hizo que la Argentina haya sido descartada: los países que visitó son gravitantes en la órbita económica china. Uno es visto como par –Brasil– y los otros tres –Perú, Colombia y Chile– todos miembros de la Alianza del Pacífico, cercanos a EE.UU. desde lo comercial y lo militar. La Argentina ha sido sutilmente dejada a un lado, en parte porque las inversiones en nuestro país son importantes pero no alcanzan el grado que tienen con Brasil, con Colombia o Perú.

Sólo para poner algo de perspectiva, la Cepal, en su informe 2014 sobre la Inversión Extranjera Directa (IED) de China  en la región, nos muestra la realidad de los números. Brasil recibió u$s18.000 millones, Colombia u$s996 millones y Perú u$s1.306 millones. La Argentina, en cambio, alcanzó los u$s600 millones (2012), y Chile u$s76 millones. En todos los países de América latina que visitará el primer ministro Li Kequiang se verifica la misma dinámica que con otras regiones del mundo, de estructura tripartita: la importación de materias primas, la exportación de bienes industriales,  ingeniería e infraestructura apoyados con créditos blandos del Eximbank chino, y desplazamientos de migrantes que acompañan el estrechamiento de relaciones. En el caso de Colombia y Perú, el intercambio es claro: productos primarios por infraestructura. Chile opta por vender sus recursos naturales y obtener las divisas necesarias para desarrollar su infraestructura aliados con Occidente. Brasil es el único país donde se produce una diferencia sustancial  tanto  en cantidad de inversiones como en calidad. El motor industrial de China en la región está en ese país, sólo basta ver algunos sectores como el automotor (Chery, DAC,), motociclismo (CSIG CR Zongshen), electrónica (Lenovo), artículos para el hogar (Gree, Midea) entre otros. De todas las economías donde Beijing incide, ésta es la única que no se prioriza. Las razones desde lo político son bastante claras: por un lado el peso del mercado doméstico y la capacidad para actuar de plataforma de desembarco para una serie de productos chinos en el marco de los acuerdos de integración regional. Brasil (y no Argentina) es desde donde China gana proximidad y entendimiento del mercado regional.

Ninguno de los acuerdos realizados entre los países que visita el primer ministro chino con su país pueden ser rotulados de secretos, o que otorguen ventajas excesivas a los capitales chinos sobre los domésticos o aquéllos de empresas extranjeras que compitan en igualdad de condiciones. Todos están disponibles para la discusión pública. Esto es una muestra más de la vulnerabilidad y precariedad negociadora de la Argentina para con China.

En este momento la relación con China puede ser caracterizada de estratégica, y probablemente se mantenga así en los próximos años. Sin embargo, pareciera que no se han evaluado los costos que dicha asociación tendrá sobre la infraestructura productiva de nuestro país. La tan mentada planta de autos Chery en la Argentina anunciada por el año 2013 nunca se concretó, y otras empresas que sí tienen plantas de coches en la Argentina tarde o temprano sentirán la presencia de un competidor que ya exporta desde Brasil a Uruguay, Venezuela y Paraguay.

La visita del primer ministro trajo otra nueva ronda de inversiones chinas a la región. Lo que resulta necesario mirar con atención para quienes están pensando en la inserción de Argentina para los próximos años son las condiciones en las cuales esa nueva ronda de acuerdos se va a realizar. Cada vez menos interdependientes y más dependientes, pareciera ser que por resolver algunas debilidades estructurales del corto plazo estamos poniendo en juego el desarrollo del país en el mediano y largo plazo. En la división internacional del trabajo que se sucede en el presente siglo, el rol de nuestro país no parece ser muy distinto al que recibimos en otras etapas históricas.

*Investigador del Instituto de Ciencias Sociales de UADE, y director de la licenciatura en Gobierno y Relaciones Internacionales

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba