Fuente: ValorSoja
“Las medidas fitosanitarias con Brasil nos las provocó el Estado nacional y (el gobierno) ha ayudado todo lo que ha podido a la inversión para que pueda combatirse la carpocapsa”.
Así lo indicó ayer el jefe de Gabinete Aníbal Fernández en referencia a la suspensión de la importación de manzanas, peras y membrillos argentinos aplicada por Brasil desde fines de marzo pasado.
El fundamento técnico de la medida –según indicó formalmente la ministra de Agricultura brasileña Kátia Abreu– es la detección de la plaga carpocapsa en partidas provenientes de la Argentina. Pero se trata sólo de una excusa.
La verdadera causa del bloqueo comercial brasileño es una represalia contra el gobierno kirchnerista por haber concedido grandes obras de infraestructura a corporaciones chinas en lugar de brasileñas (en el marco del “Convenio de Cooperación en Materia Económica y de Inversiones” establecido este año con la nación asiática)
Para la cadena frutícola del Alto Valle del Río Negro el bloqueo representa un golpe de gracia ante un escenario que ya se había tornado desfavorable a comienzos de este año con la devaluación del real. En 2014 un tercio del volumen exportado de peras y manzanas se había colocado en el mercado brasileño.
Las compañías argentinas exportadoras de frutas están utilizando las últimas licencias de importación de peras otorgadas por las autoridades brasileñas antes del inicio del bloqueo. En el caso de las manzanas, las mismas ya casi se agotaron, con lo cual el bloqueo está a un paso de ser total.
En lo que va del presente año se declararon 89.228 toneladas de exportaciones argentinas de manzanas por 76,4 millones de dólares versus 129.160 toneladas por 123,4 millones de dólares en el mismo período de 2014. En cuanto a las peras, en lo que va de 2015 se registraron 294.390 toneladas por 248,2 millones de dólares contra 412.545 toneladas por 371,4 millones de dólares en el mismo período del año pasado (ver planilla).
Es decir: por el bloqueo brasileño, sumado a la caída de los precios internacionales de ambas frutas, en lo que va de 2015 –comparado con 2014– dejaron de ingresar al Alto Valle del Río Negro 170 millones de dólares (unos 1520 millones de pesos al tipo de cambio oficial). Tal ingrediente, combinado con retraso cambiario e inflación sistémica de costos, constituye una receta infalible para destruir empresas y empleos.
Los exportadores frutícolas chilenos, si bien están registrando menores precios internacionales, lograron compensar eso con mayores colocaciones de peras, aunque en el caso de las manzanas las ventas se cayeron (pero no se derrumbaron como en el caso argentino).
En los primeros cuatro meses de 2015 –según los últimos datos oficiales publicados por Odepa– las ventas externas chilenas de peras fueron de 87.301 toneladas (+32% que en el mismo período de 2014) por 80,4 millones de dólares (+18%). Y las colocaciones chilenas de manzanas en enero-abril de este año fueron de 197.776 toneladas (-6,5%) por 161,2 millones de dólares (-15%).
El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Carlos Casamiquela, anunció hoy, por medio de un comunicado, que Brasil reabrió el comercio frutihortícola “tras las intensas rondas de negociaciones de los organismos competentes que permitirán nuevamente la exportación de las peras y manzanas argentinas”. Pero hasta el momento ninguna autoridad brasileña se pronunció al respecto.