Argentina se seguirá beneficiando de las exportaciones a China

 

 

 

Fuente: Posdata

SOJA

La teoría que el menor crecimiento del PBI anual de China podría tener un impacto negativo sobre la demanda de productos agrícolas en este año no se confirma. La dieta planificada a base de grasas y proteínas es el motor de la demanda de granos, al igual que la decisión de disminuir la provisión soberana.

Por Emilio Meynet

En una nota publicada en este mismo medio el 23 de Febrero, se anticipaba que a pesar de las decisiones tomadas por la cúpula del Partido Comunista de China en el 18 Plenario, los proveedores de alimentos como Argentina y Brasil no verían una merma en el nivel de exportaciones durante los próximos diez años, sino que incluso aumentarían los volúmenes.

Últimamente se dieron a conocer nuevas pruebas que llevan a reforzar esta idea. El Consejo de Estado chino publicó esta semana una guía estratégica para el período 2013-2023, que establece proyecciones de la demanda alimentaria y los objetivos a alcanzar por la producción de alimentos, tanto en la fase agrícola como industrial.

La guía menciona que la producción de granos del gigante asiático permanecerá cerca de las 550 millones de toneladas, por debajo del récord histórico alcanzado el año pasado: 602 millones. Esto se vincula con que al mermar la producción de granos propia, aumenta la dependencia de los proveedores, y he aquí el dato que beneficia a la Argentina. Entre las demandas centrales están la soja y el maíz.

El gobierno chino estudia la posibilidad de reducir la provisión de alimentos a la población, es decir, la “producción soberana”. Actualmente es del 80 por ciento del consumo de alimentos, ya que a partir del 2004 decayó en 10 puntos cuando comenzó a importar desde Argentina, Brasil y Estados Unidos.

Según el analista internacional Jorge Castro, en la próxima década podría caer al 60 por ciento, es decir, mayor demanda hacia estos mismos países. Aunque no adhiere el dato, la adquisición de China sobre segmentos de la pradera fértil ucraniana consiste en el cultivo de 3 millones de hectáreas, en cooperación con una empresa ucraniana llamada KSG Agro, una de las tres más importantes del mundo.

Según números del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, China en los próximos diez años necesitará importar 20 millones de toneladas de maíz y 115 millones de soja.

Afirma Pablo Adreani, analista de Infocampo.com, que la demanda de soja por parte de los chinos se ha incrementado en 10 millones de toneladas con respecto a la campaña anterior. Las importaciones de soja de China llegan este año al récord de 69 millones de toneladas mientras que en la cosecha anterior llegaba a 59,87 millones de toneladas. 

En su último informe de oferta y demanda mundial para el próximo quinquenio, el Consejo Internacional de Granos (IGC) con sede en Londres, anticipa que “China seguirá siendo importador de soja de por vida”, es decir, que su producción local en ningún momento podrá abastecer el crecimiento de su consumo doméstico anual.

El IGC proyecta para el 2014/15 importaciones de soja de 71,5 millones y para el 2018/19 un volumen de 83,5 millones de toneladas. Cifras bastante similares a los números que maneja la Casa Blanca, aunque se extienden hasta 2022.

Esto es también parte de la planificación del Estado chino sobre la dieta alimentaria de la población más numerosa del mundo. Lo que ha modificado a la ecuación alimentaria china es el desarrollo en gran escala del consumo de carnes.

Por cada kilogramo de carne de cerdo se requieren 7 kilos de granos. Por eso, el consumo de carnes alcanza ya a 40 kilos por persona-año, mientras que el de granos per cápita es 135 kilos por año.

Menos consumo de grasas y azúcares, para enfrentar al creciente problema de la obesidad y sus enfermedades (diabetes y coronarias, entre otras). Ese es el concepto central de la dieta programada que contiene entre 2000 y 2300 calorías por persona, menos que la actual, en la que el porcentaje de energías provenientes de los granos y las frutas alcance a 50 por ciento, mientras el de grasa disminuya a 30. La dieta china es articulable en cierto punto con la producción de granos argentino-brasilera.

Un dato a tener en cuenta: el 100 por ciento de la soja que procesan los chinos es importada, y la producción local, que solo llega a 12 millones de toneladas, actúa como volumen amortiguador entre las existencias iniciales y finales. Los principales países que abastecen de soja a China son Estados Unidos y Brasil, aportando el 90 por ciento de sus necesidades, mientras que la Argentina queda como abastecedor marginal, pero no por ello menos importante.

De aquí a muy pocos años, Argentina, Paraguay y Uruguay, tendrán cada vez una mayor participación en el comercio de mundial de soja y de poroto. La otra cuestión, centro del debate político, es si Argentina tendrá la iniciativa como Estado de controlar los flujos de divisas que ingresen por las exportaciones de granos, y desde allí generar financiamiento para su desarrollo en otras áreas de la economía, además de clarificar su papel en la consolidación del bloque de estados sudamericanos.

Lo cierto es que existen quienes creen y proponen la convergencia con el mundo solo desde la escala nacional, como proveedores de granos y especializados en tecnología agropecuaria. La disputa en torno a si la integración es nacional o latinoamericana, será central en las próximas dos décadas.

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