Ventas de mineral de hierro a China provocan choques con cartel de droga mexicano

Fuente. Reuters América Latina

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Cuando los líderes de México y China se reunieron a mediados del año pasado se habló mucho de la necesidad de profundizar las relaciones comerciales. Y en la costa del Pacífico mexicano un grupo de narcotraficantes ya estaba haciéndolo realidad.

El cartel de los Caballeros Templarios, siempre buscando diversificar sus negocios, ha tenido tanto éxito exportando mineral de hierro a China que en noviembre la Marina mexicana debió tomar el control del puerto de Lázaro Cárdenas, una ciudad que se convirtió en una de las principales fuentes de dinero del grupo criminal.

Este centro siderúrgico en el estado occidental de Michoacán, punto clave del tráfico de drogas y con un puerto de contenedores en rápida expansión, ocupa un lugar estratégico en la costa del Pacífico, lo que lo convierte en un punto de salida natural para el floreciente comercio con China.

Lázaro Cárdenas se abrió a los barcos de contenedores hace sólo una década, pero su profunda bahía capaz de recibir a los cargueros más grandes del mundo, ya aspira a competir con Los Angeles en la recepción de bienes asiáticos para el mercado de Estados Unidos.

Sin embargo el futuro es incierto a menos que el Gobierno mexicano pueda restaurar el orden y ganar la batalla contra los Caballeros Templarios, que tomaron su nombre de una orden militar medieval que protegía a los peregrinos cristianos en tiempos de las Cruzadas.

Michoacán, el estado que produce más mineral de hierro en México, resulta muy atractivo para los comerciantes chinos que atienden la demanda de acero de la segunda economía mundial.

Pero las minas también crearon una oportunidad para bandas como los Caballeros Templarios, que buscan ampliar sus fuentes de ingresos con negocios más legales.

“Se estaba explotando la minería en forma inmisericorde, en donde salía el mineral y no salía ni en barcas ni en lanchas. Salía por el puerto, por la aduana y se embarcaba”, explicó el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, poco después de que la Marina ocupó el puerto el 4 de noviembre.

Los Caballeros, una próspera banda criminal con experiencia en corromper funcionarios y obtener pagos de empresas, negocios inmobiliarios y agricultores, entraron a la minería con aplomo, según emprendedores y mineros que trabajan alrededor del puerto.

En un pequeño pueblo escondido tras caminos montañosos a una hora de Lázaro Cárdenas, el cartel reunió este año cientos de camiones para llevar el mineral al puerto, dijo un minero local.

El pueblo se llama Arteaga y allí nació Servando Gómez, un ex profesor que lidera a los Templarios. Gómez comprendió el potencial de Lázaro Cárdenas, apenas conocido por su cocoteros hasta que hace 40 años el Gobierno decidió construir fundiciones siderúrgicas.

Los camiones de la banda se movieron rápidamente por las minas de hierro de Michoacán para satisfacer la demanda china, lo que contribuyó a aumentar las exportaciones del mineral a 4 millones de toneladas hasta octubre, desde entre 1 y 1,5 millones de toneladas en años anteriores.

El negocio se apoya en varios pilares, según testimonios de funcionarios locales, mineros y empresarios.

En primer lugar, los Caballeros Templarios controlan el movimiento del mineral. Tras volverse el grupo dominante en la ciudad hace algunos años, el cartel exigió a las cooperativas locales de transporte pagos a cambio de protección.

También ayudaron a los extractores locales a apropiarse de áreas mineras que no habían sido reclamadas por otros o estaban fuera del control de los propietarios de concesiones existentes. Luego de eso, los Caballeros exigieron su cuota.

Y finalmente, el cartel presionó a funcionarios de aduanas para asegurar que el mineral de hierro pase a través del puerto sin problemas.

“La mayor parte de los grupos que se dedican a la minería son Caballeros Templarios o pertenecen a ellos. Tienen toda la cadena”, dijo un funcionario local a Reuters.

Alimentada por el apetito de los compradores en China, casi la mitad de la actividad minera en la zona fue realizada sin los permisos adecuados en el 2013, dijo el funcionario, que pidió no ser identificado.

Quienes hablan sin proteger su identidad pueden pagarlo caro. Un funcionario del gigante siderúrgico ArcelorMittal que según empresarios locales reportó actividades mineras ilegales a las autoridades fue asesinado a balazos en abril.

Un minero de Arteaga, que pidió mantenerse en el anonimato, dijo que había dirigido una mina que vendía mineral de hierro no procesado a operadores chinos a 32 dólares por tonelada, lo que dejaba una ganancia de 5 a 7 dólares por tonelada. Según sus cálculos, en China los compradores podían vender el mineral con una ganancia de casi 15 dólares por tonelada.

Debido a que los Caballeros Templarios controlan gran parte del suministro de mineral de hierro local, el cartel presionó a los clientes chinos para que le compren o enfrenten represalias, dijo un funcionario de seguridad del Gobierno mexicano que pidió no revelar su nombre.

La combinación de crimen organizado y compras chinas de mineral de hierro mexicano representa un problema para el presidente Enrique Peña Nieto, que ha hecho enormes esfuerzos para cultivar los lazos con el gigante asiático.

Aunque el presidente de China, Xi Jinping, está en el cargo apenas desde marzo pasado, Peña Nieto ya se ha reunido con él en tres ocasiones.

En junio, Peña Nieto recibió a Xi en México, donde firmó una serie de acuerdos de cooperación económica. No obstante, uno de los principales puntos de la discusión fue cómo reducir el gran desequilibrio comercial entre ambos países.

El comercio bilateral llegó a 62.700 millones de dólares en el 2012, un gran salto desde los apenas 431 millones de dólares de dos décadas atrás, según datos mexicanos. Sin embargo, un 90 por ciento de esa cifra son exportaciones de China a México, en su mayoría bienes como computadoras y repuestos.

CAOS, CIERRE Y MAS CAOS

Gran parte de ese comercio fluye por Lázaro Cárdenas.

En el 2012, reportó el mayor aumento de tráfico entre los 20 mayores puertos de contenedores de América del Norte, manejando 1,2 millones de unidades equivalentes de 6 metros (teus).

La mayor parte del puerto de Lázaro Cárdenas continúa siendo una planicie polvorienta, sobrevolada por aves rapaces en medio de un calor sofocante.

Pero en un par de años más proyectos iniciados por la unidad APM Terminals de Maersk y Hutchison Port Holdings podrían expandir su capacidad hasta unos 8 millones de teus, la cantidad movida en el 2012 por el mayor centro de contenedores del continente: Los Angeles.

Sin embargo, Michoacán no es California.

Siete años atrás, el entonces presidente Felipe Calderón lanzó en Michoacán una ofensiva nacional contra el crimen organizado, enviando al Ejército para combatir a los carteles de droga cada vez más violentos.

Más de 80.000 personas murieron desde entonces en asesinatos relacionados con carteles en todo el país y las promesas de Peña Nieto hace un año de que frenaría la violencia cuando llegara al poder son cada vez menos creíbles.

Aunque partes de México se han vuelto más seguras desde que Peña Nieto asumió el cargo, el caos en Michoacán se profundizó.

Más de la mitad de los habitantes del estado vive en la pobreza. Ocupaciones tradicionales como la producción de resina van muriendo debido a la competencia de China y otros lugares, y eso crea nuevos reclutas para el crimen organizado.

En octubre, un obispo local comparó Michoacán con un estado fallido. Días después, una serie de ataques a instalaciones de la compañía nacional de electricidad dejaron temporalmente sin energía a cientos de miles de habitantes del estado.

Muchos culparon a los Caballeros Templarios, aunque avisos pegados en Michoacán acusaron de los ataques a un pequeño cartel rival.

Poco después, la Marina asumió el control de la autoridad portuaria y reforzó Lázaro Cárdenas. Todos los oficiales de la policía local y funcionarios de aduanas fueron inicialmente suspendidos y las caravanas de camiones cargando mineral de hierro empezaron a desvanecerse.

Sin embargo, es improbable que la tranquilidad dure a menos que el Gobierno pueda recuperar el control de la ciudad más allá del puerto y abra la minería a extractores legítimos no controlados por el cartel.

Los mineros reclaman que los principales concesionarios como ArcelorMittal, que no respondió a pedidos de comentarios, usan sólo una fracción de sus tierras y son renuentes a permitir que otros las exploten. Y los Caballeros Templarios lograron sacar provecho de esa disputa.

Días después de que la Marina intervino, el gobernador Vallejo dijo que el valor de los emprendimientos criminales en torno a Lázaro Cárdenas podía ascender a unos 2.000 millones de dólares al año, cerca de la mitad del presupuesto de Michoacán en el 2012.

“TODOS PAGAN”

Algunas personas involucradas en la industria minera dicen que el área se ha vuelto más segura desde que los Caballeros Templarios comenzaron a controlarla.

Sin embargo, los hechos sugieren otra cosa: cifras oficiales muestran que los secuestros en Michoacán llegaron a un nivel histórico en 2013 y los asesinatos alcanzaron un máximo de 15 años.

Gómez ha aparecido en varios videos en YouTube intentando presentar a los Caballeros Templarios como defensores de Michoacán.

En uno subido en agosto dijo que los Caballeros han brindado protección paga solicitada por los productores de aguacate, pero no extorsionaron negocios. Sin embargo, también reconoció que algunos miembros “tontos” de su organización probablemente ejercieron extorsión.

El poder de los Caballeros en Lázaro Cárdenas suele ser sutil.

A diferencia de partes del norte de México que viven bajo la amenaza de la violencia, los restaurantes, taquerías y bares del principal paseo con palmeras de la ciudad reciben abundante clientela al caer la noche.

Algunos residentes dicen que no son molestados por el cartel y las grandes empresas aseguran que pueden operar sin miedo a la extorsión.

“Nosotros no damos un centavo por ningún lado”, dijo José Zozaya, jefe de Kansas City Southern Mexico, que opera la vía férrea que conecta el puerto con Estados Unidos.

Sin embargo, otros dejan ver rápidamente su enojo con los Caballeros.

“Todo el mundo está pagando, pero no te van a decir”, dijo un empresario local. “La gente aquí está destrozada”.

Y el crimen no está ausente del puerto, que durante la presidencia de Calderón se convirtió en un gran punto de entrada de químicos de China y otras partes de Asia usados para fabricar metanfetaminas. Algunos lugareños dicen incluso que los químicos fueron a menudo una forma de pago por el mineral de hierro.

Consultado sobre si México ha discutido el asunto del mineral de hierro con China, un funcionario gubernamental dijo: “El Gobierno chino no siempre sabe lo que las empresas están haciendo. La medida de control se adoptó con la toma puerto de Lázaro Cárdenas por la Marina”.

Hua Chunying, una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, dijo que no estaba al tanto de la situación en Lázaro Cárdenas y agregó: “Puedo decirles que el Gobierno chino ha educado y pedido consistentemente a las compañías chinas que respeten la ley en otros países cuando realicen negocios”.

Exitosas firmas chinas han crecido rápidamente en la región.

Desde su registro en 2009, la firma china Desarrollo Minero Unificado de México (DMU) en Lázaro Cárdenas ha pasado de tener tres empleados a 600 en todo el país, casi todos mexicanos, dijo a Reuters el director general Luis Lu.

Con más de 30 concesiones, Lu dijo que la compañía extrajo todo su mineral de hierro y no ha tenido problemas con el crimen organizado. Agregó que no podría decir cuál ha sido la suerte de otras firmas chinas.

Sin embargo, el éxito de la comunidad china en Michoacán ha causado fricciones con los Caballeros Templarios. En el video de agosto, Gómez tuvo palabras fuertes para los chinos.

“Tenemos una invasión desmedida de chinos. Desmedida de chinos”, dijo, rodeado de hombres armados. “A lo mejor conviene a los intereses de varias corporativas, o no sé. Pero aquí están con nosotros ya. Y esos también traen mafias”.

(Reporte adicional de Ben Blanchard y David Stanway en Pekín; Traducido por Nadia López; editado por Hernán García)

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