Fuente: Chinafiles.com
El comercio de commodities es uno de los grandes debates en la relación China-América Latina. En “El Dragón en América Latina: las relaciones económico-comerciales y los riesgos para la región”, Pablo Alejandro Nacht, Magíster en Relaciones Económicas Internacionales de la Universidad de Buenos Aires, analiza las grandes compras de materia prima por parte de China y el déficit de la región cuestionando la consolidación del neoextractivismo. Además, Nacht analiza el impacto de la competencia china en las manufacturas y el tejido industrial. Si bien la economía de la región latinoamericana ha encontrado una zona de confort en los ingresos derivados de China, se asumen unos altos costos a nivel regional.El tema de commodities es uno espinoso y constatemente discutido en los análisis de las relaciones entre China y América Latina. El reporte de Nacht profundiza la noción del neoextractivismo y el “Consenso de Beijing”, ofreciendo un marco conceptual necesario para las pautas en la investigación y comparación de las relaciones comerciales. Resaltamos acá dos apartes del artículo que consideramos interesantes, pero como siempre en nuestra sección de Sinología, ofrecemos el artículo completo para descargar en PDF.
El Dragón en América Latina: las relaciones económico-comerciales y los riesgos para la región
El neoextractivismo y China como motor
El carácter complejo de este proceso radica en que mientras los gobiernos de varias naciones latinoamericanas –sobre todo del Cono Sur– construyen su discurso apelando a imágenes vinculadas a lo nacional y popular, a la autonomía nacional, con polí- ticas económicas heterodoxas o neokeynesianas y en defensa de la industria nacional, se solidifican las relaciones con China, que estructuralmente benefician a los sectores agrícolas y mineros exportadores. Con esta nueva configuración se hace presente el fenómeno del neoextractivismo, cimentado fundamentalmente en la explotación de recursos naturales, como los monocultivo de exportación (la soja transgénica es el cultivo “estrella”) o mega emprendimientos mineros e hidrocarburíferos (Gudynas, 2009: 220).
Una característica propia del neoextractivismo, presente tanto en los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Ignacio Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, es que no hay una real dimensión del impacto ambiental y social sobre dicho proceso y el debate de la cuestión queda delimitado por una puja sobre la apropiación del margen de renta 8 desde los Gobiernos o los actores económicos que explotan y exportan los productos.
La apropiación de un porcentaje de la renta por parte de los Gobiernos de la región les permite desarrollar políticas sociales para lograr el consenso en la sociedad civil y, de esa manera, dar “cuerpo” a la retórica “nacional y popular”. Los diferentes planes sociales, junto con otro tipo de políticas redistributivas, son legítimas y necesarias sobre todo para las sociedades latinas que presentan grandes niveles de desigualdad y exclusión; pero en la medida que solo se discuta el porcentaje de la renta de la cual se apropia el Gobierno, no se estará poniendo en tela de juicio el modelo neoextractivista como tal.
Sobre la retórica, el “Consenso de Beijing” y el estatus de China como economía de mercado
Para otorgar mayor certidumbre y menos desconfianza hacia la dirigencia política de América Latina y el Caribe –junto con una señal de transparencia a los escépticos analistas de Estado Unidos– China publicó el 5 de noviembre de 2012, el primer documento dirigido especialmente a la región latina , titulado Documento sobre la política de China hacia América Latina y el Caribe.
Esta aproximación de China hacia los países subdesarrollados se inscribe en lo que algunos especialistas han denominado “Consenso de Beijing”, en contraposición al famoso “Consenso de Washington”, imperante en la región durante la década de los noventa.
Varios académicos han colocado importantes expectativas sobre el nuevo “consenso” (Zhang, 2010: 58), aunque hasta el momento, y de acuerdo a lo que se puede observar sobre el actual entramado de vinculación de China con América Latina y el Caribe, poco parece aportar de nuevo, a no ser importantes márgenes de ganancia a las élites exportadoras latinas y cierto margen de autonomía a los Gobiernos que buscan tomar distancia de Estados Unidos y la Unión Europea.
Si bien el comportamiento de China se puede interpretar como “benigno” por la ausencia de exigencias de liberalización (Breslin, 2010b: 9) –lo cual llevaría a considerar el “Consenso de Beijing” como más amigable y sin condicionalidades como su homólogo de Washington–, lo cierto es que su ingreso a la OMC (2001) y la ronda de visitas realizadas por el presidente Hu (2004) por varios países de América Latina 11 (por ejemplo Brasil, Argentina, Chile, Venezuela y Perú) se encuentran dentro de la lógica neoliberal, sin la necesidad de “exigir” acuerdos de liberalización.
China ha comprendido que la manera de frenar o por lo menos dificultar la aplicación de medidas antidumping a sus manufacturas, era ser reconocida como economía de mercado, en remplazo de la entonces economía en transición. La estrategia china no solamente benefició a los intereses de esta nación sino que abrió una puerta de mayores posibilidades de exportación para los sectores agrícolas y mineros exportadores latinoamericanos, al tiempo que puso un corsé a los sectores industriales vinculados al mercado interno local.
Para analizar con mayor profundidad los efectos de China, pasaremos a un enfoque general del proceso de desarrollo capitalista global, en la medida que se pueden evidenciar mejor los márgenes de restricción de ALC respecto a un socio comercial como China.
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*Pablo Alejandro Nacht es Magíster en Relaciones Económicas Internacionales, UBA. Becario CONICET, investigador del Instituto de investigaciones de historia económica y social (IIHES-IDEHESI). Doctorando en Ciencias Sociales, FLACSO-Argentina.