Fuente: Cepal
China ocupa un papel central en el acelerado proceso de cambios que atraviesa la economía mundial. Se espera que en 2017 su producto interno bruto supere al de Estados Unidos, convirtiéndose en la primera economía a nivel global. Este dinamismo se ha traducido en una fuerte demanda de materias primas, que en muchos casos provienen de América Latina y el Caribe.Es así como entre 2000 y 2012 el comercio entre la región y China se ha multiplicado por 21, llegando a los 250.000 millones de dólares. China ya es el primer destino de las exportaciones de Brasil, Chile y Perú, el segundo para Colombia, Cuba, Uruguay y Venezuela, el tercero para Argentina y el cuarto para México. Asimismo, es uno de los principales orígenes de las importaciones para casi todos los países de la región.
En este contexto se realizó la séptima Cumbre Empresarial China-América Latina y el Caribe, en San José, Costa Rica, los días 26 y 27 de noviembre. En la reunión, la CEPAL presentó el documento Promoción del comercio y la inversión con China: desafíos y oportunidades en la experiencia de las cámaras empresariales latinoamericanas.
El texto, preparado por la División de Comercio Internacional e Integración, es el resultado de las consultas realizadas por la CEPAL a cámaras de comercio de 13 países de la región sobre las relaciones comerciales y de inversión con China. De estas consultas se desprenden una serie de recomendaciones para que América Latina y el Caribe pueda dar un salto en la calidad de la relación con el país asiático.
Entre los principales mensajes recogidos en el documento se destaca la necesidad de diversificar las exportaciones regionales a China, las que se concentran en una gama muy limitada de productos básicos. Para este fin, los sectores empresariales de la región ya han identificado diversos nichos de mercado en China que pueden explotarse de mejor manera, en áreas como la agroindustria y una variada gama de servicios como el turismo, el entretenimiento, la arquitectura, la planificación urbana y la gestión ambiental, entre otros.
Muchas de estas oportunidades se derivan de las reformas económicas en curso en China, que apuntan a dar un mayor peso al consumo de los hogares, así como de tendencias estructurales en la sociedad china, tales como el envejecimiento, la expansión de la clase media y la urbanización.
Aprovechar cabalmente estas nuevas oportunidades requerirá una mayor presencia de empresas de la región en China. Es por ello que en los próximos años los gobiernos de América Latina y el Caribe debieran no solo promover las exportaciones a ese país, sino también apoyar la presencia directa de sus empresas en ese mercado.
Por otra parte, dichas reformas podrían impulsar los flujos de inversión extranjera directa desde ese país hacia América Latina y el Caribe. Si bien estos han aumentado fuertemente desde 2010, China aún no figura entre los principales inversionistas extranjeros en la región. Esto puede jugar un rol estratégico para la seguridad alimentaria del país asiático, que con 7% de las tierras cultivables y 6% de los recursos hídricos del mundo debe alimentar a 22% de la población mundial.
Dadas las perspectivas de crecimiento de China y la demanda que generará el nuevo ciclo de reformas económicas, se hace necesario mejorar el conocimiento práctico sobre su impacto, así como las nuevas tendencias de consumo en el país asiático. Para esta razón, la CEPAL propone la creación de un Centro de Facilitación del Comercio en Beijing, que apoye las exportaciones regionales a China y promueva las alianzas comerciales con empresas de ese país.
El documento concluye destacando que para que América Latina y el Caribe se constituya en un socio relevante de China necesita definir una agenda regional de trabajo con ese país. En este sentido, la región debe articularse para responder a la ambiciosa propuesta de cooperación que le planteó el entonces Primer Ministro Wen Jiabao en la sede de la CEPAL en junio de 2012.