Fuente: Ámbito Financiero
EEUU redoblará la apuesta contra China y la Argentina queda en una posición algo incómoda en el actual contexto internacional en el que tiene cercanía con Donald Trump, pero necesita mantener un buen vínculo con el país asiático.
El presidente electo de EEUU, Donald Trump, anunció que impondrá aranceles adicionales de China, México y Canadá y, según apunta el experto en comercio internacional Miguel Ponce en diálogo con Ámbito, “dejó en claro, así, que la única guerra que va a mantener en pie es la comercial con el gigante asiático”. Lo cierto es que las declaraciones del republicano repercutieron de inmediato en los mercados este martes y, en el marco de la cercanía ideológica y política entre el mandatario argentino, Javier Milei, y el estadounidense, la gran pregunta es cómo puede repercutir esta postura en nuestro país.
El economista Pablo Ferrari señala al respecto que “Trump fuerza, de manera indirecta, más tensiones de Argentina con China por su cercanía con EEUU y hay que ver cómo impacta en los acuerdos que tiene nuestro país con la nación oriental”. Hay que tener en cuenta que, según indica Gustavo Girado, economista y ex cónsul general y consejero de la embajada de Argentina en China, Estados Unidos tiene problemáticas muy intensas con ese país desde hace años. “Lo considera su enemigo estratégico”, dice.Informate más
No obstante, indica que Argentina recibe financiamiento, tecnología e inversión en infraestructura de China, que es la nación más lejana en materia geográfica, pero es el segundo destino de las exportaciones nacionales, con el 8,5% del total de exportaciones y el 17,9% de las importaciones (detrás de Brasil).
Cómo es la relación de Argentina con China
Y es que, entre enero y septiembre de 2024, le vendimos a ese país u$s4.959 millones e importamos u$s7.872 millones en productos chinos. Si bien la balanza comercial da negativa, es el país que más nos compra después de Brasil y exportamos hacia allí, sobre todo, productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, como porotos de soja, carne bovina, aceite de soja y carbonato de litio.
Pese a este fuerte vínculo comercial, el gobierno argentino mantuvo una relación muy inestable con China desde el comienzo de la actual gestión, con un enfrentamiento inicial en el ámbito diplomático y discursivo del presidente Milei, que luego cedió. Esto se combina con su relación cercana con el próximo mandatario estadounidense y un contexto en el que, según plantea a Federico Vaccarezza, experto en relaciones internacionales, “se descuenta es una mayor intensidad de las tensiones comerciales y tecnológicas de los países del bloque occidental con China”.
“Desde que Argentina trazó su relación bilateral con China, hace décadas, la relación con ese país siempre creció y evolucionó bien en materia comercial y cultural a lo largo de los años, pero hoy está en un momento tenso“, dice Gustavo Girado, economista y ex cónsul general y consejero de la embajada de Argentina en China. Comenta que el actual gobierno tomó una políticas hostil contra esa nación asiática y que eso generó que se enfriarán las relaciones en muchos proyectos.
Una postura más diplomática, pero con un aliado riesgoso
Pero ante la necesidad de renegociar el swap con China y la presión de mantener el vínculo comercial con uno de los principales socios comerciales de Argentina, se vio un cambio en ese sentido. “De a poco, orienta su postura diplomática hacia la moderación y el pragmatismo”, dice Vaccarezza.
“Tomaron acciones que obstaculizaron proyectos clave y pusieron en riesgo los avances bilaterales logrados en comercio, inversión y cooperación cultural”, apunta Girado al respecto. Y, si bien reconoce que ha habido de “algunos gestos recientes más pragmáticos”, sostiene que “no hay un cambio en su línea ideológica”.
Así, tal como apunta Vaccarezza, “el gobierno de Milei entendió que alinearse automáticamente a los Estados Unidos podía generarle ventajas”, pero “también es probable que deteriore las relaciones con China en los aspectos comerciales y de cooperación bilateral, muy importantes para la Argentina”, en un contexto en el que se descuenta es una mayor intensidad de las tensiones comerciales y tecnológicas de los países del bloque occidental con China.
Vaccarezza apunta que, consciente de esta situación, la actual administración muestra “una tendencia a buscar un punto de equilibrio que le permita dialogar con ambos actores” (China y EEUU), pero señala que “lo actuado hasta el momento facilitó un mejor posicionamiento de Brasil como interlocutor con China y líder regional”, lo que no ha sido gratuito para Argentina y advierte que “costará mucho revertirlo”.
Según plantea Girado, “la influencia de Estados Unidos, particularmente a través de Trump, podría ser un factor determinante en esta dinámica e inclinar la política exterior argentina hacia una postura más hostil frente al país asiático, alineándose con los intereses estratégicos de Washington” hacia adelante.
Eso puede ser un gran problema porque la potencia oriental no solo provee financiamiento, sino también tecnología e infraestructura y, en ese sentido, el experto en China plantea que a nuestro país requiere una política menos ideologizada.
EEUU vs. China: el efecto en Argentina
No obstante, para Marcelo Elizondo, analista y consultor en negocios internacionales, a la Argentina no debería afectarla mucho esta guerra comercial entre ambas potencias mundiales porque plantea que “a EEUU no le molesta el comercio de commodities con otros países, que es básicamente lo que le vendemos”. Indica que lo que más lo incomoda al país del norte es la venta de bienes que afectan a la seguridad pública o a la defensa. Así, Elizondo considera que “Argentina va a poder seguir comerciando sin ninguna objeción por parte de EEUU con China”.
Por otro lado, Ponce señala que Trump ha morigerado desde el inicio de su campaña hasta hoy su planteo de aplicar aranceles a China. “Empezó planteando impuestos del 60% a todo lo chino, ahora habla de un 35% más o menos”, dice. O sea que espera que, hacia adelante, la estrategia final pueda ser muy diferente de lo planteado este martes o durante el proceso electoral.
Asimismo, indica que hay que tener en cuenta que varios funcionarios de Trump pueden tener una postura más amigable. Por ejemplo, el empresario Elon Musk, que es muy cercano a al presidente estadounidense electo, tiene intereses en el país oriental y hay que ver qué postura toma en ese sentido. Pero, a pesar de todo, considera que “nada de todo esto es bueno para nosotros, como país, porque todo esto nos habla de una economía más cerrada” y eso no favorece futuras alianzas comerciales con la nación del norte.
Lo cierto es que Trump aún no asumió y no está clara cuál será su política real respecto de China, más allá de las enunciaciones que hace por estos días. Y, en ese marco, Girado duda de cuál será la postura de Argentina también, pero arriesga a decir que, “si existe un claro apoyo financiero por parte de la administración trumpista a Milei, es probable que se profundice la distancia con el país asiático” en lugar del desarrollo de nuevos negocios y acuerdos comerciales más allá de los que hoy tiene vigentes.