Fuente: La Voz
En julio, China importó 215 mil toneladas de carne vacuna, acusando una caída del 27% con respecto al excepcional registro de igual mes del año pasado, que fue de 295 mil toneladas.
Pese a esta baja, las compras acumuladas de los primeros siete meses del año resultan todavía un 9% más altas que el año pasado.
El gran demandante asiático está empezando a mejorar los bajos valores que paga, pero todavía el precio CIF promedio (U$S 5.050) se mantiene muy alicaído y esto hace que todos sus principales proveedores (Brasil, Australia, Argentina, Uruguay) hayan estado buscando en los últimos meses mercados alternativos, para disminuir la dependencia de este destino.
China importa menos, en buena medida, porque con los bajos precios que paga sus proveedores están buscando mercados alternativos y reducen la oferta.
La noticia positiva es que se ha reducido moderadamente la dependencia de este destino sin que se resienta el volumen mundial comercializado de carne vacuna.
Este año, y pese al retroceso chino, las exportaciones mundiales resultarían entre 750 mil y un millón de toneladas más altas que en 2023. ¡Hay mercado!
Hace unos días, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda) ha proyectado que en el 2025 China reducirá marginalmente su producción de carne vacuna (1%), pero crecerá el consumo (0,3%) y también crecerán las importaciones, que se ubicarían el año próximo en los 3,95 millones de toneladas (1,2%).
Las encuestas indican que los consumidores chinos, después de la pandemia, han disminuido su propensión al consumo y han aumentado su tasa de ahorro, la cual es desde hace décadas la más alta del mundo.
Este aumento del ahorro, asociado a una menor confianza de los consumidores en el futuro de la economía, conspira contra el consumo de carne en el canal de food service y las comidas fuera del hogar, que es donde se vende la mayor parte de la carne importada.
Se estima que la caída actual de las importaciones estaría obligando a los operadores a ir absorbiendo paulatinamente los altos stocks de carne acumulados en cámara.
El precio mayorista de la carne vacuna ha caído un 17% interanual, bajo la presión de una oferta abundante de carne importada barata, de una alta oferta de cerdo (58 millones de toneladas) y de la liquidación del rodeo lechero, originada en los bajos precios de la leche. Tanto en el caso de la carne de cerdo, como en el del rubro lácteo, los estímulos estatales han determinado una seria crisis de sobreproducción.
El Usda estima que en China el consumo de carne vacuna aún puede aumentar significativamente, porque con ocho kilos per capita se ubica actualmente todavía bien por debajo del promedio mundial y por debajo de otros países asiáticos.
En enero-julio del 2024, las exportaciones brasileñas de carne vacuna han crecido un 32% con respecto al año pasado, contribuyendo decisivamente –del lado de la oferta– al notable incremento que registra este año el comercio mundial de carne bovina.
La industria frigorífica exportadora brasileña tiene varios puntos a favor: la ganadería está en un agudo proceso de liquidación, con un aumento de faena que ha llegado hace unos meses al 29% interanual y que ahora se ubica en el 12%, con una matanza intensa de hembras.
En el segundo trimestre de este año, la faena registrada alcanzó los 10 millones de cabezas, un récord histórico.
El real se ha devaluado un 15% desde marzo y la materia prima para los exportadores está muy barata, con el “Boi” cotizando a U$S 2,65 por kilo en gancho, contra U$S 4,00 por kilo en Argentina o Uruguay, o los U$S 4,30 de Australia.
Además, Brasil para evitar la alta dependencia de China ha abierto nuevos mercados o intensificado su actividad en otros destinos alternativos.
Completa este cuadro de “pujanza” la reciente habilitación por parte de China de decenas de nuevas plantas frigoríficas brasileñas para exportar al gigante asiático.