Fuente: ValorSoja
“Los chinos vienen y no se van a llevar nada: van a producir. Porque es tan grande la Patagonia; hay que hacer represas hídricas. Los chinos vendrían y pondrían plata para sacar el agua que tenemos, para hacer canales, para hacer conexiones de los lagos que tenemos en el sur y toda esa tierra sería fértil”.
Tal es la visión que Carlos Spadone, presidente de la Cámara Argentino China, tiene de la Patagonia argentina “en los próximos veinte o treinta años”. El empresario añadió que la solución para “hacer más productos con mano de obra incorporada para China” sería traer “un millón de chinos a la Patagonia”.
Las declaraciones de Spadone –realizadas al sitio Lapoliticaonline.com– contrastan con los hechos que están ocurriendo en Australia, donde las autoridades locales están realizando grandes esfuerzos (muchas veces infructuosos) para evitar que corporaciones chinas se apropien de grandes porciones del territorio australiano.
En 2015 las autoridades del gobierno central australiano lanzaron un plan para promover inversiones en las regiones agropecuarias del norte del país provenientes de EE.UU., Brasil y la Argentina con el objetivo de restringir el proceso de colonización territorial instrumentado por corporaciones chinas (muchas de las cuales, vale recordar, son parte de conglomerados estatales alineados con una política estratégica de larguísimo plazo).
La cantidad de tierra de uso agropecuario en Australia perteneciente a capitales chinos se multiplicó por diez en el último año al registrar al 30 de junio pasado más de 14 millones de hectáreas (2,5% del total) y transformarse en tiempo récord en el segundo poseedor de tierras por detrás del Reino Unido con poco más de 16 M/ha, según datos oficiales reproducidos por The Sydney Morning Herald.
El año pasado un consorcio liderado por una filial de la compañía china Shanghai Pengxin Group intentó adquirir la empresa ganadera australiana S.Kidman & Co, una firma tradicional, fundada en 1899, que cuenta con una superficie equivalente a la de la provincia argentina de San Luis. La operación no fue aprobada por el gobierno australiano por considerarla “contraria a los intereses nacionales”. Finalmente fue adquirida por la corporación minera australiana Hancock Prospecting.
Los comentarios de Spadone no carecen de falta de sustento. El gobierno central chino bloqueó el ingreso de aceite de soja argentino para forzar al gobierno de Mauricio Macri a reiniciar las obras de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic negociadas durante el régimen kirchnerista, el cual además había otorgado, también en la Patagonia, un área de 200 hectáreas por el término de 50 años para construir una “estación espacial”.
El grupo Spadone –gestionado por los tres hijos de Carlos– es propietario de Bogedas San Huberto, Diario La Razón, TP Logística, Teatro Lola Membrives (CABA), Trelew Center y El Doradillo (estas dos últimas dedicadas a desarrollos inmobiliarios y turísticos).