Fuente: IECO
Un viaje de cien millas comienza con un solo paso, decía Confucio. Y Mauricio Macri no podría estar ante un recorrido más parecido cuando, a partir de diciembre, Argentina deba decidir si sigue defendiendo su industria de la competencia china como en los últimos 15 años. O, si por lo contrario, lanza la economía al viaje de la apertura comercial y las cien millas, como dice Confucio. Después de todo, Macri es uno de los pocos presidentes –el otro es el de Canadá–, que se jacta de adherir a la globalización mientras desde Washington y otras potencias prometen políticas comerciales menos abiertas.
Mientras tanto, en el frente interno, la decisión de mantener o no la defensa comercial ante la ofensiva china y someter la industria a una reconversión divide el tablero.
De un lado, la Unión Industrial Argentina y gigantes como Techint, se oponen a reconocer a China como economía de mercado porque, argumentan, la defensa comercial contra los chinos se debilitaría.
Las exportaciones a China incluyen 549 bienes. Las importaciones son más de 5.000
El otro, con ciertos reparos pero a favor de darles a los chinos el status de economía de mercado, hay funcionarios, economistas y expertos en temas de economía internacional.
En el medio de ese cuadrilátero, Macri deberá coordinar tres ejes:
* La cuestión técnica. En una reciente reunión del Consejo de la Producción -integrado por funcionarios, empresarios, académicos y consultores-, un miembro preguntó a Francisco Cabrera, ministro de Producción, “¿Qué hará el Gobierno con China: la reconocerá como economía de mercado?”. El funcionario admitió que no estaba decidido el asunto. Y adelantó la creación de una comisión.
* Los acuerdos y marcos preexistentes. Funcionarios señalan que Argentina no solo respalda los marcos de 2014 –aunque los de dos represas pasaron una revisión-, sino que el país reconoció a China como economía de mercado en 2004.
* El pensamiento del Presidente. En privado, Macri comenta que el intercambio comercial con China en la última década no mejoró ni la calidad de la economía argentina ni la de sus capacidades tecnológicas o laborales. Habla de “balancear” el impacto que tiene la economía china. Las exportaciones argentinas a China incluyen 549 bienes. Las importaciones chinas están más diversificadas: 5034 productos (ver infografía página 8).
Contra China
En la semana, las principales asociaciones siderúrgicas latinoamericanas emitieron una carta dirigida a los presidentes de la región solicitando que no otorguen a China el reconocimiento de economía de mercado. “China exporta desempleo”, acusan.
Según un cálculo reciente de la UIA, que ya se pronunció en contra de darle ese beneficio a China, bajar la defensa comercial contra los chinos pondría en riesgo unos 450 mil puestos de trabajo formales entre los sectores de juguetes, muebles, acero, zapatos, aluminio y otros.
Qué dicen los expertos sobre la Argentina y China como economía de mercado
Hay provincias donde, por ejemplo, la participación del empleo textil equivale a la mitad del empleo industrial, como Catamarca (41%) o La Rioja (48%). Para muchos, la malla que contiene la migración de miles de trabajadores al empleo público.
Quienes están en contra de proteger sectores como el textil, señalan que la ventaja de abrirse a China es acceder a remeras, pantalones o zapatos más baratos. Diego Coatz, economista jefe de la UIA, dice que no es tan así. “El precio del jean en el shopping no bajará por traerlo desde China”. Explica que sólo el 20% del precio final de ese pantalón es costo de producción.
Coatz marca un segundo punto. Reconocer a China como economía de mercado no sólo dañaría a los sectores menos eficientes sino también a los más competitivos. “La industria argentina tiene que producir con mejor calidad”, reconoce Daniel Novegil, quien dirige Ternium, una empresa del grupo Techint que fabrica productos de acero. “Pero la competencia debe ser leal”. Novegil no duda: China no compite de forma leal.
Según la OMC, para comprobar la existencia de subvenciones en productos importados, se compara el valor de venta en el exterior con el valor de mercado en el país exportador (para el caso de este informe, en China) o a partir de la construcción de sus costos de producción. La transición de China de economía comunista a de mercado hizo que el protocolo de adhesión a la OMC en 2001 estableciera un período de 15 años para contabilizar los productos chinos con los precios de países como Estados Unidos o UE para demostrar si hubo subvenciones a las exportaciones (dumping). Esto cambiará a partir de diciembre.
Novegil no tiene ninguna duda: el estado chino produce bienes, manipula el tipo de cambio, prohíbe la inversión privada, hay subsidios y controles de precios y existen limitaciones para importar y exportar. La OMC en julio concluyó lo mismo. Y Martín Redrado, miembro del Tribunal de soluciones de controversias de la OMC, coincide: “No es una economía de mercado”.
“No reconocer a China como economía de mercado sólo sirve para ganar tiempo. Argentina debe asumir que su industria debe reestructurarse” (Dante Sica, ex secretario de Industria y director de abeceb.com)
El secretario de Comercio, Miguel Braun, dice que se analizan alternativas (ver aparte). En off, los funcionarios reconocen que Argentina habla con distintos países sobre el tema. Y admiten que se enfrentan restricciones a la hora de negociar. “China tiene capacidad para frenar embarques”, señala el ex secretario de Industria Dante Sica. No por nada China ya cuenta con acuerdos para ser considerada economía de mercado con 66 países, la mayoría de baja inserción industrial.
Miguel Braun, secretario de Comercio
Un alto funcionario admite que la posición pública de la UIA y privados de solicitar que China no sea reconocida como economía de mercado facilita la negociación. Es más fácil para el Gobierno exponer a los chinos los obstáculos que enfrentan internamente.
En el Gobierno también aseguran que, bajo ningún concepto, desprotegerán “sectores sensibles”. Mencionan el caso textil. Aclaran que pueden “reconocer a China como economía de mercado” y, al mismo tiempo, “ponerse de acuerdo con Brasil en coordinar una defensa compartido para un sector”.
El Gobierno tiene en cuenta los acuerdos y marcos ya firmados con China. ¿Macri otorgará el rango de economía de mercado amparándose en el memo de 2004 firmado por Néstor Kirchner reconociéndola como tal?
En Argentina hay más de 50 firmas chinas. El parque de energía solar más grande de América Latina se construirá en Jujuy con tecnología y capital chino.
Redrado, entonces al frente del área económica de la Cancillería, asegura que el memo no otorga ese beneficio. “Dice que quede a consideración del Congreso y eso no ocurrió nunca”. El ex ministro de Economía Roberto Lavagna recuerda que “El Ministerio de Economía hizo dos decretos que hicieron no operativo el memo”. Consultada al respecto, la Cancillería respondió que “Nada interno tiene mandato superior sobre el acuerdo internacional”.
Roberto Bouzas, rector de la Universidad de San Andrés y experto en temas de economía internacional, dice que “la posición de la Argentina y la mayoría de de los miembros de la OMC en relación a la interpretación sobre el significado del próximo vencimiento de la cláusula que permitía no reconocer a China como economía de mercado por un plazo de 15 años tiene un contenido altamente político”. Pekín sostiene que su status automótica pasará a ser el de economía de mercado desde diciembre. Pero Bouzas vaticina que no sería extraño que muchas de las decisiones de miembros de la OMC que cuestionan a China terminen “en largos procesos de controversias en la OMC”.
En el gabinete económico admiten que declarar a China como economía de mercado “significa también una oportunidad”.
Imaginan a Argentina aprovechando más el hecho de que China es el segundo país del mundo con el mayor déficit comercial de alimentos sin elaborar. El promedio 2010-2013 fue un rojo de US$ 39.904 millones. Y ese montón de alimentos que China ingresa a su territorio los transforma en una montaña de proteínas industrializadas. China registra el tercer superávit comercial más grande del mundo en alimentos elaborados: US$12.472 millones. China cuenta con los fierros para hacer esa transformación. El 22 de agosto de este año fue aprobada la compra de Syngenta por parte una firma china y el 23 de agosto la estatal china Cofco se hizo del 100% de Nidera. “Debe haber una revisión general de la relación con China. Tenemos que exportar lácteos, carnes, pollos, cerdos”, dice el empresario Gustavo Grobocopatel.
¿China economía de mercado sí o no?
Después está el capítulo inversiones. La cooperación entre Argentina y China en los proyectos del Belgrano Cargas y las represas de Santa Cruz reflejan que el concepto de complementariedad no incluye sólo el intercambio de materias primas por productos manufacturados. También el financiamiento. “Son los más grandes de este estilo que China tiene en América Latina”, explicó días atrás en una presentación en la UTDT Juan Uriburu Quintana, gerente de Electroingeniería.
Otro ejemplo sucede en el campo de las energías renovables. En la ronda 1 del plan RenovAr, casi la mitad de los proyectos eólicos y tres cuartas partes de los solares anunciados como ganadores están conectados con capital o tecnología china. En Jujuy, a 4000 metros de altura, se construirá el parque de producción de energía solar más grande de América Latina. La empresa Jujuy Minería y Energía SE, en sociedad con las firmas Powerchina, Shanghai Electric y Talesun, ganó. “La empresa argentina aportará personal técnico y legal”, explica Mario Pizarro, secretario de Energía de Jujuy. “Los chinos aportarán el capital, la tecnología y el financiamiento”. Los equipos llegarán por el Pacífica y entrarán a través del Paso del Jama. Se crearán 600 empleos. Todo esto se hizo en el marco de los acuerdos firmados en 2014.
Hoy hay más de 50 firmas chinas en Argentina. Y el monto de inversión extranjera el año pasado fue US$ 2.100 millones, cerca del 10% del que llega a la región.
¿Y usted: qué haría con China?
“Me sentaría con los grandes actores en la mesa a hablar sobre el tema: con EE.UU., la UE y Canadá”, opina Lavagna. Aunque advierte: el retroceso de la industria en la última década no es sólo culpa de China. “Hubo errores propios”.
Algo similar piensa Sica. La defensa comercial con China tal como está “sólo sirve para comprar tiempo” y “hay que asumir que la Argentina debe reestructurarse”. Sica arroja una estadística elocuente: solo en 6 de los 20 sectores industriales la protección frenó la penetración china entre 2001 y 2014. En ese período Argentina inició 73 medidas antidumping.
Eduardo Levy-Yeyati, especialista en temas de desarrollo, advierte que el reconocimiento de China “podría disparar efectos no deseados en el empleo y el balance comercial”. Y agrega que “en cualquier caso, la prioridad argentina debería ser profundizar el compromiso de un comercio bilateral balanceado estipulado, aunque sin precisar instrumentos, en el acuerdo estratégico”.
El economista de la UBA Ricardo Carciofi dice que no basta con programas para transformar esos sectores sensibles, sino también una estrategia comercial diferente desde el Mercosur. Y pone como ejemplo el caso de Nueva Zelanda y Australia, que han firmado acuerdos de libre comercio con China “y están alcanzando réditos visibles”.
Andrés López, también de la UBA, dice que a Australia le llevó 15 años reconvertirse. “No importa lo lento que vayas mientras no te detengas”, dijo Confucio. China tiene visión de largo plazo, ¿La tendrá Macri?