Fuente: CorreodelOrinoco
El objetivo clave de Barack Obama en su reunión con Raúl Castro en la cumbre de las Américas de la semana pasada fue hacer frente al mayor protagonista ausente del foro: China. Aunque Pekín formalmente no participaba en la cumbre, desempeña un papel muy importante en la agenda del continente, sostiene la revista ‘Forbes’. Rusia e Irán también pesan.Las conversaciones históricas bilaterales entre Obama y Castro, las primeras entre los líderes de Cuba y EE.UU. desde la ruptura de las relaciones diplomáticas en 1961, eran parte de un programa más amplio y ambicioso de Washington: restablecer su presencia en América Latina y, sobre todo, en América del Sur, aseguran en su artículo en la revista ‘Forbes’ Andrés Serbin y Andréi Serbin Pont, respectivamente el presidente y el coordinador de investigaciones de CRIES, un ‘think tank’ argentino enfocado en relaciones internacionales.
Durante los últimos años en América del Sur cobran importancia los Gobiernos de izquierda, la retórica antiestadounidense y las iniciativas de integración que enfatizan la exclusión de EE.UU. de la política regional. La presencia de otros actores internacionales, como Rusia, China e Irán, en cambio, crece, acentúan los Serbin. Rusia se ha convertido en inversor en el sector energético y proveedor de equipo militar. China vende bienes de todo tipo, armamento incluido, compra materias primas e incluso ya es el banquero de facto de muchos países.
La nueva estrategia continental de EE.UU. consiste en reforzar alianzas que puedan apoyar su Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) como contrapeso a la zona de libre comercio de Asia-Pacífico lanzada por China.