Fuente: Voz de America
China utiliza estrategias en los medios de comunicación para presentarse como una potencia global, con acuerdos de colaboración que incluyen la distribución de contenido en medios latinoamericanos.
En los últimos años, el gobierno de China ha intensificado sus esfuerzos para ampliar la influencia en Occidente. América Latina ha sido uno de sus objetivos mediante inversiones millonarias en distintos sectores o con la formalización de créditos con aparentemente buenas condiciones, coinciden expertos.
Inversiones en sectores clave
Según algunos expertos consultados por la Voz de América, muchas veces, esos acuerdos pasan por invertir en proyectos de ciertos sectores o directamente traer empleados chinos para trabajar en el terreno, lo que, sin duda, aumenta el control de la región.
Carola Ramón, directora del Comité de Estudios de Asuntos Latinoamericanos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), remarca que “China es un actor externo clave para la región” y que su presencia se ha incrementado en los últimos 20 años. De hecho, en algunas naciones del hemisferio el país asiático se ha convertido en el principal inversor.
“Se ha convertido en un inversor clave en el mercado de exportaciones a Chile, Perú y Uruguay”, indicó Ramón.
La estrategia que ha seguido el gobierno chino siempre ha sido el mismo patrón: a través de las inversiones. “Las relaciones comerciales entre China y Latinoamérica a través de consorcios complementan a la economía y esos son patrones de comportamiento que ya se han dado en el pasado”, comentaba Sergio Ley, que fungió como embajador de México en China.
Y son precisamente los acuerdos de colaboración entre China y los gobiernos de algunos países de América Latina los que han permitido que el gobierno de Xi Jinping logre establecerse exitosamente en el territorio.
Abrirse al mundo a través de los medios de comunicación
Sin embargo, en los últimos tiempos, aumentar la influencia en los medios de comunicaciones también ha sido un objetivo marcado por el gobierno liderado por el Partido Comunista Chino. Su intención es el de presentarse a Occidente como una gran potencia, de acuerdo con el periodista Igor Patrick, investigador del Instituto Kissinger sobre China y Estados Unidos.
Para poner contexto, el también escritor se remonta a 2008. Ese año se estaba celebrando la carrera de relevos con la antorcha olímpica en la capital francesa para trasladarla a Beijing, China, donde se iban a celebrar los Juegos Olímpicos de ese año. Pero una multitudinaria protesta de defensores del Tíbet en contra de la dominación china puso en entredicho la política de las autoridades asiáticas.
“Los chinos vieron eso como una respuesta a una pregunta que se estuvieron haciendo durante mucho tiempo. ¿Occidente nos aceptará como una superpotencia global? Y entendieron que no lo harían, por lo que tenían que hacer algo al respecto”, dijo Patrick.
En su opinión, “la forma de hacerlo era básicamente dándole a China una gran voz gastando miles de millones para construir esta enorme estrategia en los medios, especialmente en el sur global”.
Acuerdos para publicar contenidos
La investigación de este periodista, que se recopila en el libro Hearts & Minds, Votes & Contracts: China’s State Media in Latin America (“Corazones y mentes, votos y contratos: los medios estatales chinos en América Latina”), concluyó que “una de las principales estrategias es el contenido” que se distribuye desde China en algunos medios de comunicación, especialmente en la región latinoamericana.
“Básicamente es firmar estos contratos con muchos medios de comunicación. A veces lo hacen gratis, otras les pagan para publicar este contenido. Establecen una asociación formal con estos medios de comunicación, de manera que los periódicos comienzan a publicar una o dos páginas como el China Daily o una estación de televisión transmite segmentos producidos por CGTV (la televisión estatal china)”, relata sobre esta estrategia que se ha fortalecido en lugares como el sudeste asiático, África o México.
Según Patrick, esa asociación se da en muchas ocasiones principalmente porque los dueños de los medios de comunicaciones también tienen intereses o inversiones en otros sectores y utilizan estos acuerdos “como una puerta de entrada a China continental”, lo que acaba siendo algo que acaba beneficiando a ambos.
“Las empresas en China ven cómo los medios de comunicación están luchando financieramente, por lo que estos acuerdos para compartir contenido suponen un salvavidas para muchos de estos medios, lo cual también es un problema” advirtió Igor Patrick, investigador del Instituto Kissinger sobre China y Estados Unidos, convencido de que “aunque muchas veces es solo una página o un número especial cada dos o tres meses, muchos de estos medios dejan de informar cosas negativas sobre China porque necesitan dinero”.
Una mirada puesta en las redes sociales
También explica que el gobierno chino realiza importantes inversiones en estrategias de redes sociales. “Por lo general, gastan mucho dinero tratando de crear un perfil para estos periodistas (que publican información sobre China), tratando de convertirlos en personas influyentes locales en esa región. La mayor parte del contenido es muy inocente, gira en torno a la cultura o la cocina china, pero algunos de ellos, de vez en cuando, ponen algo controvertido en medio de todo esto”, ofreciendo una plataforma para criticar a Occidente.
“Hablaban de cuestiones de derechos humanos desde el punto de vista chino. Recientemente, incluso, han estado impulsando esta idea de una democracia con características chinas, tratando de convencer a la gente de que China es una democracia”, indicó.
Aviso a EEUU: “Contrarrestar estos esfuerzos malignos”
Un informe del Consejo Atlántico (AC, por sus siglas en inglés), un centro de pensamiento basado en Washington, D.C., subraya la necesidad de poner en marcha “una estrategia clara y coordinada” por parte de Estados Unidos para “contrarrestar estos esfuerzos malignos” de países como China a través de estrategias como la de los medios de comunicación.
Victoria Chonn-Ching, investigadora del Centro Adrienne Arsht del Consejo Atlántico para América Latina, sostiene que se debería analizar “el tipo de desarrollo que están buscando” los países latinoamericanos y “qué es lo que China está ofreciendo”.
“Así que creo que cambiar la conversación y la preocupación sobre lo que China está haciendo para contrarrestar a Estados Unidos no es productivo”, puntualizó la también docente postdoctoral del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Sur de California.
Con todo, Chonn-Ching está convencida de que “China está llegando a la región para buscar sus propios intereses, ya sea geopolíticos o económicos” y eso puede provocar que el gigante asiático tenga “mucha influencia política” en un plazo relativamente corto de tiempo, por lo que ayudaría “a expandir a sus aliados”.
Ante este panorama, cree que “no es productivo” el hecho de que Estados Unidos vaya a la región únicamente con el mensaje de “contrarrestar a China”. “Más bien, algo importante sería decir que estamos viniendo aquí y queremos ser el socio de preferencia”, eso tendría más sentido”, opinó.
Sin embargo, recalcó que Beijing está dispuesto “a expandir su influencia”, incluso si “eso ocurre a expensas de Estados Unidos”.
Además, recordaba que la estrategia de China también pasa por ofrecer proyectos atractivos para los gobiernos latinoamericanos, que también buscan inversión en ciertos sectores.
“También tenemos que pensar en China también persigue sus propios intereses económicos, que están realmente vinculados a sus propios planes de desarrollo, de manera que, para muchas de las regiones, esos planes coinciden con lo que los países quieren, que es el desarrollo y la modernización”, concluyó.