Fuente: Clarin
La nueva ministra de Agricultura designada por el presidente Jair Bolsonaro, Tereza Cristina, adelantó los términos con que Brasil piensa reformular el Mercosur a partir del 1 de enero de 2019.
Ante todo se reduce drásticamente el arancel externo común hacia terceros países hasta llegar a su virtual desaparición, lo que en términos prácticos implica la eliminación de la unión aduanera en la ecuación Mercosur, reduciéndola a una zona de libre comercio con arancel cero (0%) entre los cuatro integrantes iniciales: Brasil, Argentina, Uruguay, y Paraguay.
La eliminación de la unión aduanera -arancel externo común- vacía de contenido la exigencia establecida por las partes de no negociar en forma unilateral nuevos acuerdos de libre comercio con terceros países, lo que otorgaba un virtual derecho de veto a los cuatro países fundadores.
La ministra Tereza Cristina, ex diputada federal del partido de centro derecha Demócratas, y líder de la bancada de más de 200 miembros del Frente Parlamentario de Agronegocios, que es esencial para otorgarle al gobierno de Bolsonaro la mayoría en la Cámara de Diputados, ha formulado un segundo replanteo de extraordinaria importancia.
Adelantó que en adelante la prioridad para Brasil en lo que se refiere a los nuevos mercados es China, y no la Unión Europea. La cosecha de granos de Brasil en el ciclo 2018/2019 es récord histórico y asciende a 238 millones de toneladas, de las cuales va a exportar más de la mitad, y lo va a hacer primordialmente a la República Popular, que es su principal mercado y socio comercial.
La conclusión que ha extraído Brasil del “conflicto comercial” entre Estados Unidos y China es que necesita duplicar su producción de soja en los próximos 10 años, lo que lo obliga a incorporar más de 17 millones de hectáreas del Cerrado a la estructura del agronegocio, sobre todo en los estados del norte y noreste: Maranhao, Tocatins, Piaui y Bahía.
Los protagonistas de esta formidable expansión son los integrantes extremadamente competitivos del agro bussiness brasileño, lo que incluye a Cargill, Bunge, y Cofco.
El Cerrado es un área de dos millones de kilómetros cuadrados (es un 24% del inmenso territorio continental de Brasil), que posee las dimensiones de Arabia Saudita, con la diferencia de que se trata de algunas de las tierras más productivas del mundo.
Más de 60% de la producción brasileña de soja y maíz tiene lugar en el Cerrado; y lo que está en marcha es el hecho de que el área bajo cultivo de la región aumentó 87% entre 2000 y 2015, y ahora se apresta a multiplicar por dos o más esa experiencia.
Es evidente que el gobierno de Bolsonaro implica un replanteo esencial, un auténtico giro de 180 grados, en toda la estrategia de inserción internacional de Brasil en el siglo XXI.