Fuente: La Nación
Susana Malcorra habla claro para que no haya dobles interpretaciones. Habrá anuncios, algunos muy importantes para los intereses de la Argentina, pero la canciller se anticipó para que el viaje del presidente Mauricio Macri por China y Japón no genere una expectativa desmedida. “Hacer números con China rápidamente nos puede llevar a situaciones de vender humo”, dijo la ministra de Relaciones Exteriores.
En la previa de la primera visita del jefe del Estado por Asia -Macri ya estuvo en Dubai y hoy llegará a Pekín-, Malcorra explicó a LA NACION los alcances de la travesía y los objetivos. “Queremos asegurar que los proyectos prioritarios avancen. No hablaría de números”, sostuvo Malcorra.
-En los últimos días se habló de que en China se anunciarán grandes inversiones. ¿Es así?
-Las oportunidades son grandes. Siempre que se habla de China todos los volúmenes son grandes, pero hay que ser muy cuidadosos y no generar expectativas falsas. Hacer números con China rápidamente nos puede llevar a situaciones de vender humo. No es lo que quiere el Presidente.
-¿Qué le pidió Macri?
-El Presidente quiere trabajar de manera segura sobre cosas concretas y hay que ser muy cautos en tirar números que se aparten de ese sentido. Los ministerios trabajan distintos proyectos. No hay ningún objetivo en este momento de un número preciso. Queremos asegurar que los proyectos prioritarios avancen. Pero no hablaría de números.
-¿Cuáles son esos proyectos?
-Hay una serie de proyectos prioritarios muy avanzados. Son tres o cuatro que nos parecen que cubren el aspecto prioritario. También tenemos los pedidos de los chinos, entre ellos terminar de cerrar las dos represas sobre el río Santa Cruz.
-¿Habrá anuncios sobre las represas Kirchner y Cepernic?
-Se terminó una evaluación de impacto ambiental, que era una de las cosas necesarias. Antes se hizo una preevaluación y se redujo el tamaño de las represas, lo cual repercute en la dimensión del impacto ambiental. Todo esto le interesa a los chinos y estamos trabajando en serio.
-¿Y qué pasará con las centrales nucleares?
-El gobierno chino, a través de su embajador, dijo que estaba todo listo para formalizar el financiamiento y construirlas por US$ 12.500 millones. Otra cosa son las dos centrales nucleares. Creo que vamos a estar en condiciones de confirmar un cronograma y una secuencia. El Ministerio de Energía trabaja muy de cerca con el sector equivalente de China.
-¿Por qué demoran en llegar las inversiones?
-Las inversiones no son “apretar un botón y vienen”. Es todo un trabajo; primero de credibilidad, no sólo de un gobierno, sino también del sector privado. A partir de ahí, se empiezan a producir las decisiones. Lo primero que se produjo fueron las inversiones en el agro. Después, algunas empresas que tenían retenidas inversiones comenzaron a aflojarlas. Eso ya se empezó a ver. Y la tercera fase son las inversiones futuras que vienen de afuera y ya empiezan a aparecer. Para que entre en el ritmo de los 30.000, 40.000 o 50.000 millones de dólares por año, la maquinaria aún se está empezando a mover.
-¿Las elecciones generan algún condicionamiento para los inversionistas?
-Las ventanas y los procesos de decisión llevan tiempo y son independientes de los ciclos electorales. El sector privado mira el horizonte de un país. Es cierto que en la Argentina hay una anomalía. Se produjo un cambio profundo, especialmente en lo económico, a partir de una elección en segunda vuelta y con un gobierno que está en minoría en el Congreso. Una solidificación del rumbo, a través de una reconfirmación en las elecciones de medio término, ayuda mucho.
-¿Qué tendría que ocurrir en este viaje para que sea un éxito?
-Primero, un acercamiento entre Macri, Xi Jinping y el primer ministro japonés, Abe. Nunca hay que dejar de lado las relaciones personales. Eso ayuda cuando hay que levantar el teléfono y resolver problemas. No tengo dudas que será exitoso. Segundo, solidificar los proyectos.
-Se habló de que en China el Gobierno podría cerrar acuerdos por 31.000 millones de dólares. ¿Es una exageración?
-Son ansiedades de los embajadores. Eso le quita valor a la visita, que pasa por el lado más estratégico. Además del gesto del presidente Xi Jinping de invitar al presidente Macri al evento de la ruta de la seda, la visita sirve para poner en marcha el formalizado y convalidado vínculo estratégico entre los dos países.
-Muchas veces, esas ansiedades son producto del Gobierno.
-Estamos poniéndoles una ansiedad de velocidad a las cosas que, en términos reales, no existe. En algunas cuestiones estamos dando una segunda vuelta con algunos países. Vino Abe y ahora va al Presidente. Estamos dando una segunda vuelta con Estados Unidos, porque vino el presidente Obama y ahora fuimos nosotros para allá. Estamos dando un ciclo completo, que es una prueba de fondo de ojos. Es el ciclo normal de los negocios en el mundo.
-¿Qué posibilidades genera Japón?
-El gobierno japonés es cauto, estamos en proceso de cimentar las bases de la relación. Se firmarán acuerdos, que en parte tienen que ver con financiamiento de entes estatales y también con empresas privadas que están empezando a “ver la pata a la sota”. Los japoneses se mantuvieron bastante con bajo perfil en el último período.