“Rey de la soja” de Argentina apunta a replicar modelo de red productiva en China

Fuente: InventariandoChina

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El grupo agroindustrial argentino “Los Grobo”, que factura al año 700 millones de dólares, aspira a replicar su modelo de red productiva en China, en un contexto de innovación administrativa y tecnológica.

Su presidente, Gustavo Grobocopatel, ingeniero agrónomo conocido como el “Rey de la soja”, ofreció una entrevista exclusiva a Xinhua, en la que desgranó conceptos en torno a la transformación de la agricultura, la innovación e incluso el pensamiento artístico como forma de mantener un prudente equilibro frente al razonamiento científico.

“Estamos viendo una transformación de la agricultura, la gente come más y mejor, Argentina es un productor de alimentos y por eso, es el país del mundo más complementario con China. Con 40 millones de habitantes produce alimentos para 400 millones y es probable que pueda producirlos para 800 millones de personas”, enfatizó el directivo.

A modo de ejemplo, mencionó que la “estructura de Argentina está orientada a la exportación, con plantas de procesamiento de granos sobre los ríos, cerca de los puertos. En Brasil en cambio están en los territorios, porque produce más para el consumo interno”.

La alusión a Brasil no es casual: el 80 por ciento del holding pertenece a la familia Grobocopatel y el resto, a los brasileños de Vinci.

“Argentina tiene mucho para darle al mundo en alimentos, pero también en turismo, tecnología, creatividad, diseño, la industria del futuro es una con impresoras 3D basadas en la creatividad más que en el trabajo físico”, enfatizó el empresario.

Grobocopatel se mostró favorable “a gestionar flujos de producción antes que a tener la propiedad de los stocks, como la tierra, que es un stock y no se mueve. El mundo del Siglo XXI es un mundo de flujos, no importa quién posee la tierra, el capital y de la fuerza de trabajo, sino gestionar cómo gestionar trabajo, el trabajo y la tierra, más que su propiedad”.

La tierra se alquila, el trabajo se terceriza y el capital se consigue prestado.

Ese modelo implica una novedad prácticamente inédita, porque parte del concepto de un terrateniente sin tierras ni máquinas, que impulsa una red de productores y proveedores asociados, a partir de un nuevo paradigma de la agricultura, basado sobre el conocimiento y el avance tecnológico.

“Ese es nuestro modelo de negocios, que se adapta a lugares en donde hay conflictos en torno a su propiedad. Nos especializamos en hacer esas tierras más productivas, para generar más competitividad”, remarcó.

Al hablar de la teoría de las redes que ha cultivado, explicó que “en el mundo hay una tensión entre el individuo y lo colectivo, con personas creativas e independientes, frente a la necesidad de trabajar en equipo para poder ser algo. En la medida en que resolvemos estos vínculos, logramos equipos más competitivos, ésa es la teoría de las redes”.

“Este modelo se puede aplicar en China, he visto experiencias que permiten arrendar tierras, reformas para constituir compañías uniendo varios productores, ya está funcionando”, destacó.

Entre Argentina y China somos “países súper complementarios, aunque Argentina necesita tener un comercio un poco más diversificado, y China puede ayudar. Podemos vender soja, pero necesitamos vender también pollo, cerdo, lácteos. Necesitamos empresas argentinas que se instalen en China y empresas chinas que se instalen en Argentina, y necesitamos hacer empresas mixtas, con accionistas de los dos países”.

“De esa forma se logra algo más sustentable, se aprende a vivir como el otro, a tener una integración cultural, no una asimilación, con la que no estoy muy de acuerdo. Creo en la integración, que rescata lo bueno de los dos y forma un nuevo nosotros, y necesitamos un nuevo nosotros chino-argentino”, postuló.

A los empresarios chinos dijo que “el pensamiento artístico, más que el arte, ayuda a comunicar, el arte es comunicación, y en el Siglo XXI, si uno no comunica bien, no puede ser líder. Pero es una nueva forma de comunicación, porque la sociedad en red, plana, sigue a liderazgos con nuevas formas de comunicación. El pensamiento artístico y el científico tienen que estar equilibrados”, sostuvo.

El empresario hizo hincapié en la “innovación, que es una forma de vida, siempre estar pensando en alguna forma diferente de hacer las cosas, o hacer cosas diferentes, ambas”.

En los últimos años, el grupo Los Grobo se focalizó en negocios de agregado de valor en insumos y servicios y redujo el área que sembraba.

Posee acopios, con capacidad para almacenar unas 290 mil toneladas y posee una fábrica de pastas.

Impulsa cultivos especiales como maní, garbanzos, porotos, girasol confitero y arvejas verdes y amarillas, a lo que sumó un nuevo emprendimiento, Frontec, una sociedad con el estatal INVAP que apunta a combinar tecnología espacial y robótica con información sobre suelos, tipos de cultivos y meteorología para, por Internet, saber en qué lote conviene sembrar.

La empresa se fundó en 1984, en el seno de una familia de origen ruso judío que llegó a Argentina en 1912 procedente desde Besaravia, Rusia, gracias a la Jewish Colonization Association, una entidad que ayudó a judíos a establecerse en zonas agrícolas argentinas, en este caso, en la zona de Carlos Casares, centro geográfico de la provincia de Buenos Aires.

El hijo de Abraham Grobocopatel, Bernardo, trabajó como peón hasta ser propietario de hectáreas que, con los años, pasaron a uno de sus hijos, Adolfo, que se casó y tuvo, a su vez, cuatro hijos, entre ellos el entrevistado.

Consolidada a nivel global como gran productora, acopiadora y proveedora de servicios, la empresa pone su énfasis en los procesos de comercio colaborativo en la cadena agroalimentaria.

Ese modelo aspira a replicar en el gigante asiático, para compartir una visión de vanguardia en cuanto al uso de tecnología, siembra directa, rotación de cultivos, fertilización balanceada, manejo de plagas y producción sustentable, entre otros objetivos de largo plazo.

“Hemos desarrollado una línea de consultoría, transfiriendo know how a otros gobiernos, lo que va a generar más oportunidades para los jóvenes, los agricultores del Siglo XXI”, con iniciativas en “Colombia, México, Albania. Desde ya me gustaría trabajar en el medio chino”, subrayó Grobocopatel.

Los números hablan por sí solos en torno al éxito de Los Grobo, dueños de un imperio verde: produce más de 300 mil toneladas anuales de soja, 100 mil de trigo, 100 mil de maíz y por lo menos 10 mil de girasol.

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