El polémico debate sobre las inversiones Chinas en energías renovables

Fuente: Energia Estrategica

Los problemas en Argentina para acceder al financiamiento, sumado a una industria local con limitada capacidad de producción y altos precios, generan que los grandes parques de energías alternativas sean construidos y administrados por firmas de origen asiático.

El peso de la República Popular de China en la región es creciente y no es por casualidad. Sin dudas, la estrategia de la potencia del siglo XXI es consolidarse como centro acreedor global, volcar los excedentes de producción, y a la vez sumar fuerza para establecer las condiciones de inversión en los países que carecen de fondos frescos.

Por sus perspectivas de crecimiento, el gigante asiático pudo hacerse de una buena parte de los ahorros mundiales, y por eso ve en la región una buena oportunidad para canalizar negocios.

En el caso de las energías renovables su interés es palpable: empresas públicas y privadas ofrecen financiamiento para la puesta en marcha de grandes parques eólicos, centrales hidroeléctricas y proyectos de energía solar, imponiendo como obligación que el equipamiento sea de producción china.

Las represas de Santa Cruz, Jorge Cepernic yNéstor Kirchner, que en conjunto aportarán 1.740 megawatts de potencia al sistema, siendo de las obras más destacadas que dejará la actual gestión de Gobierno, contarán con turbinas de origen chino, al tiempo que IMPSA no logra sacar la cabeza del agua. Fue una de las condiciones planteadas.

En los planes de ampliación del Parque Eólico de Arauco , Juan Fernando Carbel, presidente de la empresa, confirmó a este medio la exigencia de inversores extranjeros de colocar tecnología propia para volcar el dinero necesario.

Dirigentes del sector ya alertaron sobre esta situación a principios de año. En contacto con energiaestratégica.com, Erico Spinadel, presiente de la Asociación Argentina de Energía Eólica (AAEE) brindó su punto de vista sobre el tema: “consideramos beneficiosa toda inversión siempre que garantice la participación de empresas locales y nuevas fuentes de trabajo para el país”.

Tal como ocurre en otros rubros, las firmas extranjeras disponen de mejores precios que las compañías argentinas. Además, no ofrecen resistencia para cumplir con la entregar de los equipos en los plazos estipulados. Tienen sobrantes de capacidad operativa y necesitan nuevos mercados.

En esto juega un papel fundamental el detalle de las licitaciones. Siempre que la competencia sea a partir del oferente con el valor más bajo, la industria China jugará con ventaja. Salvo que haya un incremento de los aranceles, como hace Estados Unidos y Europa, para proteger la producción local.

Sin dudas, la conveniencia o no de la presencia China es un debate abierto en la industria de las energías alternativas, que no logra un consenso generalizado. ¿Es preferible crear un mercado, instalar el tema en agenda, difundir las energías renovables en la sociedad y luego intervenir en defensa de la industria nacional? ¿O cuando eso ocurra será demasiado tarde?

Por otra parte, surge otro cuestionamiento: ¿cómo llevar adelante los proyectos con tasas que superan el 10 por ciento, en un mercado intervenido y con un valor del MWh que no alcanza salvo para la tecnología eólica y en zonas con gran factor de capacidad?

Si algo escasea en Argentina son dólares. Y para conseguirlos en el extranjero, hay que abonar el doble que Uruguay. Según analizan los economistas, no se saldrá de esta situación luego de varios años, aun pagando los compromisos de deuda. Aunque reconocen que se avanza en la dirección correcta.

Cambio de paradigma

A diferencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) que directamente reclamaba políticas de Estado en post de las potencias manufactureras, China es más silenciosa. Va contrato por contrato. Firma convenios con cláusulas secretas. Juega despacio. No se apura y mide las debilidades locales. Tiene espalda, poder, capitales y una industria en expansión que requiere cada vez más colocar los excedentes.

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