Fuente: El Pais
Eladio Loizaga tiene un bigote fino y un hablar pausado. El Ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, de 66 años, ha estado en Madrid para preparar la visita del presidente de su país, Horacio Cartes, el próximo junio. Después de una charla en Casa de América, Loizaga reflexiona sobre las relaciones diplomáticas en América Latina, la actualidad en Venezuela y Cuba, y los lazos de la región con Estados Unidos, Europa y China.
Pregunta. ¿Qué tipo de relación hay entre los países de América Latina?
Respuesta. Las relaciones diplomáticas, comerciales y políticas son óptimas. Se basan en respetar el principio de pluralidad y no injerencia en los asuntos internos de cada Estado, a menos que sea una decisión tan grosera que choque con los principios democráticos y las normas constitucionales. En América Latina hemos aprendido a convivir dentro de esa pluralidad, sin que esa pluralidad se uniforme. Cada uno tiene su filosofía y eso tiene que ser respetado. No hay conflictos que pongan en peligro las relaciones entre nosotros. Hemos entendido que podemos convivir con esas diferencias ideológicas. La no inferencia es una piedra angular.
P. ¿Incluso en Venezuela con la situación de los presos políticos?
R. Paraguay tiene una consolidación democrática plena. En nuestro país ya no hay presos por expresar una idea política distinta a la del Gobierno. Somos miembro del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. En ese sentido, pensamos que acallar voces no contribuye a la libertad de la nación.
P. ¿Condena pues las decisiones de Nicolás Maduro?
R. Tenemos una posición expresada a través de Unasur. Constituyó una decisión de tres cancilleres, Colombia, Brasil y Ecuador, para cooperar en el diálogo con todos los sectores políticos democráticos de Venezuela. Queremos que Venezuela encuentre una salida conforme a sus propias reglas constitucionales. Hay una línea muy fina en lo que es una injerencia interna, y nosotros somos muy celosos porque la hemos sufrido.
Estados Unidos tuvo por mucho tiempo, no un abandono, sino una negligencia benigna hacia América Latina. Como Europa.
P. ¿Por qué la mayoría de gobiernos latinoamericanos guardaron silencio?
R. Varios gobiernos han mostrado su preocupación y ratificado su posición de que las partes dialoguen, que el Gobierno y la oposición se sienten para encontrar una salida democrática. Tenemos que evitar una salida traumática. Queremos apoyar al pueblo venezolano, porque sabemos las necesidades que están pasando. Estamos en contacto con el Gobierno para ayudar y proveer alimentos y otros productos que se necesitan.
P. ¿Apoya la labor que pretende hacer Felipe González?
R. No me puedo referir a eso. Hay situaciones en las que, sin desconocer los derechos fundamentales de la persona, hay que tener cierto respeto por el marco interno de cada país.
P. ¿Cuál es la salud de los derechos humanos en América Latina?
R. Los derechos humanos no se definen hoy solo como derechos políticos. América Latina estaba gobernada por dictaduras, por posiciones extremas, de izquierda y de derecha. Hoy tenemos un adelanto político en toda la región y también la necesidad de ir dando respuesta a los derechos humanos de cuarta generación, la vivienda, la salud, el agua potable… Avanzamos en la lucha contra la pobreza. Y en que los chicos vayan a la escuela. Sin educación no vamos a desarrollarnos.
P. ¿Puede América Latina tener una voz única en cuanto a política exterior?
R. Hoy no va a ser posible. Sabemos muy bien las posiciones ideológicas de cada uno. En lo posible tratamos de consensuar en la educación, el desarrollo social, pero tener una sola voz política es difícil. Tenemos visiones distintas de cómo vemos el mundo y las relaciones con otros Estados.
P. Colombia está en un proceso de paz. ¿Qué es más importante, justicia o paz?
R. No es fácil. Hay muchas aristas que deben tenerse en cuenta en el campo penal. El Gobierno busca las medidas jurídicas que den garantía al proceso.
P. En otra mesa se sientan Cuba y EE UU. ¿Normalizarán plenamente sus relaciones?
R. Era la última rémora de la guerra fría. Obama ha tomado una decisión de mucho coraje, en un momento político interno difícil, y con un sentido pragmático. Señaló que las conductas hacia Cuba no daban resultado y que había que buscar otro camino. La Cumbre de las Américas en Panamá fue histórica. El presidente Castro se expresó con mucha honestidad. Y Obama reconoció que no son perfectos, que tienen problemas. Ojalá se restablezcan las embajadas y el pueblo cubano camine por la senda de la democracia.
P. ¿Cuál es el papel del papa Francisco en la política exterior en Latinoamérica?
R. El Papa ha tenido un rol muy activo en asuntos de interés general en el mundo, como los problemas de la mujer, el cambio climático, Cuba y Estados Unidos… su presencia en el mundo social es importante. Nos recuerda que existe gente, gente marginada, necesitada. Los países más ricos tienen que contribuir a que tengamos un mundo más equilibrado.
P. ¿Qué tipo de relación hay entre EE UU y América Latina?
R. Estados Unidos tuvo por mucho tiempo, no un abandono, sino una negligencia benigna hacia América Latina. Como Europa. ¿Quién ocupó ese espacio? China. Con Europa tenemos valores compartidos, y la independencia paraguaya está inspirada en la revolución francesa. De España, como puente, necesitábamos más acompañamiento. China ocupó ese espacio. A Estados Unidos se le mira con diversos cristales. Para Paraguay es un país amigo.
P. ¿La relación con Argentina?
R. Es un socio comercial importante. Pero hay cuestiones del día a día que pueden enturbiar nuestras relaciones. Queremos hacer un Mercosur más abierto, sin trabas.