Fuente: Diario Bae
El comercio exterior de China siguió creciendo en el 2012, aunque menos d el 10% planeado, a pesar de la profundización de la crisis en la eurozona y la debilidad manifiesta en la recuperación económica global que, por el lado de la demanda, supone menores horizontes para la economía china. Aunque el crecimiento de las exportaciones se desaceleró un 7,9% en comparación con el 20,3% del 2011, el nivel de ventas al exterior aseguró la posición de China como el mayor exportador del mundo. Sus importaciones crecieron un 4,3% (un 24,9% en el 2011), convirtiendo a China en el segundo mayor importador global.
El politburó se planteó el objetivo de aumentar el volumen total del comercio exterior en alrededor de un 8% en el 2013. Esto fue escrito en aquel pobre contexto y ante el aumento del proteccionismo comercial, y también señala que “las perspectivas de exportación de China siguen siendo sombrías. El crecimiento económico mundial seguirá siendo lento. La demanda global de las principales economías seguirá siendo débil. Todas las formas de proteccionismo se están reafirmando; el gobierno debe implementar una estrategia de apertura más activa y reaccionar rápidamente para crear nuevas ventajas competitivas, estabilizar y ampliar la cuota de China en el mercado internacional y seguir mejorando su economía abierta”, subraya después. Y es por esto que el año pasado China lanzó unas medidas que incluyen la aceleración del proceso de reembolso de los impuestos a la exportación.
En ese contexto, Latinoamérica se inserta como una de sus regiones más dinámicas para comerciar. Según el FMI, en el 2012 el comercio total entre China y América latina aumentó 8% hasta alcanzar los u$s255.496 millones.
Las ventas chinas a América latina crecieron 11% a u$s131.042 millones, mientras las exportaciones latinoamericanas hacia China aumentaron 5% a u$s124.454 millones (casi la mitad son ventas de Brasil).
Por su parte, la Argentina en el 2012 tuvo un superávit comercial total de poco más de u$s12,6 mil millones, pero con China tuvo un déficit de u$s4.497 millones: le vendió un 16,3% menos y aumentaron sus compras desde allí un 11%, profundizando el desbalance. Sin embargo, creemos que hay justificado optimismo en la relación comercial bilateral, pues a mediados de abril se abrieron dos mercados de productos que constituyen parte de la canasta exportable clásica argentina: maíz y carne bovina, mientras las negociaciones para el ingreso de la alfalfa son promisorias.
Estos eventos políticos se entrelazan con la coyuntura: Forbes destacó que las importaciones chinas de materias primas clave repuntaron en marzo pasado. Entre otros productos, importó 3,84 millones de toneladas de semillas de soja, un alza del 32,4%, lo que impacta positivamente en la balanza comercial y finanzas públicas argentinas. Las consecuencias del crecimiento chino también se aprecian en otro emblema de la economía sudamericana: el vino. China actualmente es el sexto mercado en importancia para el vino argentino, concentrando el 3% de las exportaciones de vino embotellado, pero en el 2002 el 90% de las exportaciones a China estaban concentradas en seis bodegas, y hasta abril del 2013 ya hay 72 bodegas argentinas exportando a la potencia oriental.
Pero, claro, habría un mundo posible más allá de los commodities. A la aprobación de los protocolos que permitirán que laboratorios argentinos exporten embriones y semen bovinos, se suma este junio una misión comercial de empresas argentinas de base científica, que se encuentra en Shanghai y Beijing llevando adelante intensas negociaciones.
El nivel del trabajo de científicos argentinos permite posicionar al país como proveedor y exportador de conocimiento, tecnología y productos con alto valor agregado por su grado de innovación. Las tratativas para la renovación de un acuerdo (swap) contingente de monedas de ambas economías rubrica lo aceitado de la relación bilateral.