Fuente: La Nacion
(Junio 2012) El primer ministro de China, Wen Jiabao, tuvo su primer contacto con la “argentinidad” en un encuentro y un almuerzo que mantuvo el domingo con una reducida comitiva de empresarios del sector agroalimentario, que se realizó en un campo de Raúl Moneta, en el partido bonaerense de Luján, a instancias de la embajada del gigante asiático en Buenos Aires.
Wen, uno de los hombres más poderosos y encumbrados de China, escuchó, entre otros, a Gustavo Grobocopatel (Los Grobo), Gastón Pérez Izquierdo (Catena Zapata) Carlos Marra (Bolsa de Cereales), Roberto Domenech (avícolas), quienes cumplieron -a medias- un rígido protocolo que se había cursado a todos los convocados.
Según pudo reconstruir LA NACION de protagonistas de la tenida gaucha, el premier chino vio un espectáculo ecuestre que ofreció la Escuadra de Arte Ecuestre de Moneta y compartió un asado imponente (con una vaca de varios centenares de kilos desplegada con cuero y todo) preparado por el chef Francis Mallmann, y vinos de la bodega que había sido invitada.
Esta mañana, en diálogo con Radio 10, Grobocopatel destacó que la reunión “fue muy buena, muy importante para la Argentina”, debido a que el intercambio comercial estima entre ambos países está en el orden de los 15 mil millones de dólares por año. “Hay una oportunidad estructural, que puede sentar un siglo de desarrollo y crecimiento para Argentina”, resaltó el empresario sojero.
En tanto, otros participantes de la reunión revelaron a este medio que el premier de China escuchó a 12 empresarios, que usaron entre tres y diez minutos, para expresar sus realidades, sus inquietudes y las oportunidades de negocio que se abren con la presencia del funcionario en la región.
Además de empresarios y personal diplomático, también estuvieron el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y el ministro de Agricultura, Noberto Yahuar, y empresarios con intereses en otros rubros, como Cristiano Rattazzi (Fiat) y Hugo y Matías Eurnekian (AA 2000).
Protocolo (no tan) estricto
La Embajada de China en Buenos Aires, antes de la llegada del premier, se había ocupado de extenderle a los convocados un riguroso protocolo, que incluía desde la cantidad de minutos que podían hablarle, el pedido para que, al hablar, en todo momento los interlocutores lo miraran a los ojos, la solicitud de que no se le realizaran preguntas, entre otros “requisitos”.
Si bien estaba todo previsto, tanto la actividad y la rutina prevista, algunos empresarios argentinos aprovecharon la posibilidad de tener cara a cara a Wen Jiabao para plantearle algunos problemas en la relación bilateral, hasta la posibilidad de que se pueda abrir el mercado para la exportación de algún que otro producto.
Uno de los puntos que los convocados resaltaron como una “ruptura” del protocolo del primer ministro -quien en varias oportunidades sacó un peine de su pantalón y acomodó su peinado- fue cuando habló del vino argentino y de los riesgos que existían en su país de que los productos vitivinícola premium pudieran sufrir “copias” o eventuales falsificaciones.